jueves, 22 de diciembre de 2016

Va de Historia

Amor enfermizo decían que tenía Juana la Loca, por la pasión desmesurada que sentía hacia su marido.

No dudo que algo heredó de su abuela, pero… ¿loca por ese fuego que le quemaba?

Todas las mujeres tenemos ese fervor en nuestro interior. Pero los tiempos han cambiado.

Y si no lo encontramos en el hogar, lo buscamos en otra parte. En otro hombre.

Las mujeres hemos cambiado con la historia, hemos ido aprendiendo. Y ahora hacemos nuestra vida respecto a lo que más nos favorece.

Pero eso no significa que no muramos de deseo salvaje.

Hay mujeres que lo saben, otras lo descubren y otras dejan ese deseo dormido… O incumplido.

Pero está ahí.

En todas está esa fantasía y esa lujuria de saciar nuestros instintos más oscuros.


¿loca, ehn? Jaja… Si más de uno supiera saciar todas nuestras verdaderas necesidades…. Ellos sí que se volverían locos. 

domingo, 11 de diciembre de 2016

Los puntos sobre las íes

Te has quedado dormido después de tres horas follando. Me incorporo de la cama y sonrío orgullosa mirándote.

Me levanto, me limpio, me visto y lo recojo todo. 

Antes me utilizabas tú cuando no tenías otro agujero donde meterla. Y ahora soy yo quien te usa a mi placer.

Espero que te sientas desorientado cuando despiertes y no me veas allí.

Bajo y dejo dicho en recepción que, si no bajas antes, te avisen media hora antes de tener que dejar la habitación. Tampoco es para que te penalicen.

Me ha encantado follar de nuevo contigo. Lo haces de lujo y me rellenas entera.

Ya nos veremos de nuevo... Sí es que quiero.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Mi Obsesión IV

Junio 2013

No debo. No deberías. Pero entiendo que necesites algún mini-chute de adrenalina en vena. Aunque sean 3 palabras de ese imbécil.

Quiero encontrármelo. Hoy es uno de esos días en los que quiero verlo de nuevo. Será todo lo malo que sea, pero...sus cualidades me enloquecen. He dado sin querer con una conversación que tuvimos. No creí en sus palabras, solo a medias...y a medias no me vale. Pero...DIOS, es sólo volver a leer sus palabras literales y me enciendo. Tiene esa capacidad de infundir fuerza a sus palabras. Lo dice todo tan seguro y serio que impone muchísimo. 

Dicen que no hay nada como la imaginación, o el recuerdo...Pero los recuerdos se van borrando y pierden cierta fuerza en algunas circunstancias. Sin embargo, las palabras. Esas palabras que dijo, tal cual....Hacen revivir bastante mejor todas esas sensaciones que me producía. Y hoy quiero esas sensaciones. Hoy necesito encontrarte y que me desencajes con tus palabras. Quiero imaginarme sometida a tí, en un juego en el que tú y yo sabemos que no me termino de tragar tus palabras pero aún así eres irresistiblemente embriagador y, me guste o no, estoy a tu merced. Quiero ser capaz de alterarme tanto como para no dormir por la noche pensando una y otra vez en tu intensa mirada sobre mi cuerpo, buscando mis ojos para provocarme más. Tu boca de media sonrisa pícara mientras mi respiración está más que entrecortada y aún ni hemos empezado... Y eso solo puedes conseguirlo tú. Con dos palabras eres capaz de hacerme enloquecer. 


Necesito esa locura, necesito alterarme tanto hasta comprender que, en realidad, estoy más tranquila sin ti. Necesito volver a desear no volver a saber de ti y seguir con mi tranquila vida. Necesito que vuelvas para hacerme recordar por qué me aparté de ti, porque hoy....hoy te deseo con todas mis ganas. Y sé...que no acabará bien, pero aún así...estoy pensando mil maneras de volver a dar contigo. Así que ven, cumple mi deseo, provócame, házmelo sentir todo de nuevo...TODO. Lo bueno, que tanto recuerdo por encima de todo, y lo malo...que siempre se me olvida.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Sacudidas I

Fui leyendo en mi cama su correo hasta que llegué a cierta línea.

Tres palabras. Leídas con el tono en que son mandadas.

Se me escapó un jadeo. Las volví a leer. Muchas veces. Cerrando los ojos, repitiéndolo en mi cabeza. Y es que no me lo esperaba.

        “No quiero fallos”

Apreté las piernas, me moví nerviosa. Le imaginaba a él. Me imaginaba a mí. Siempre con un tono sexual e intenso que me provoca.

Cuando leí esas palabras, algo en mí se removió. ¿Cómo es posible que me ponga nerviosa ante la posibilidad de decepcionarlo? Si apruebo con algún fallo, seguirá siendo un apto. Claro que es mejor sin fallos, pero en mi mente me decía que si cometía 1 error pues tampoco se caía el mundo.

Ahora sí.

Quiere que esté muy preparada y, lo mejor de todo: sabe que puedo lograrlo. Confía en mí.

La orden llega a mis entrañas y me veo ante él desnuda, dándole cuentas. Sin fallos, acariciándome y dándome de él lo que deseo. Pero… ¿Y si fallo?


Mi vientre se agita en un revuelo de sentimientos contradictorios.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Acostándome con un afamado

Estaba en su suit. De repente se abrió la puerta con un golpe seco. Nos miramos a los ojos en seguida. Él, que parecía sorprendido me preguntó:

-¿Quién eres tú? ¿Qué haces en mi cuarto?-dijo cerrando de un portazo la puerta. Tiró a una mesa que había detrás de la puerta la tarjeta y vio mi bandolera.

-¿enh? –dijo mientras devolvía sus ojos a los míos.

-Eh.. soy Daphne.  ¡¡¡Me dijiste que te esperara aquí!! –realmente me entró miedo porque parecía que no se acordaba. Pero pronto me daría cuenta de que sólo estaba actuando.

Cristian caminaba hacia mí decidido y con mirada seria…que se iba volviendo a una mirada divertida y lasciva. Yo suspiré aliviada.

-¿Ah...sii?? ¿Daphne dices? –dijo mientras se acercaba más y más a mí, poniendo su cabeza cerca de mi oreja derecha. 

Yo di un paso hacia atrás y me choqué suavemente con la pared.

-Con que Daphne…-me dijo susurrándome al oído.  A mí se me erizó toda la piel.

Cristian me miró a los ojos, se separó un poco de mí y me dijo que no sabía de qué me hablaba. Me dijo que era una ladrona y que tendría que cachearme…

Esbozó una sonrisa maliciosamente y se agachó sin quitarme los ojos de encima. Se arrodilló y fue bajando su mirada.  Puso ambas manos  en mi tobillo derecho, yo aún me mantenía de pie y sin perder el control.  Se sonrió supongo que ante mi resistencia. 

Entonces empezó a palparme la pierna y subiendo, como aquel que busca una pistola…  A mí conforme iba subiendo sus manos por mi pierna ya me estaba empezando a poner mala… y él notó un pequeño tembleque, pero aún así aguante. Me miró y se relamió. Al ver su cara no pude contener un suspiro… ¡¡¡QUE SIGA SUBIENDO YA!! Pero cuando creía que seguiría subiendo…empezó por la otra pierna. Mi cara debió de relajarse o…quizás se reflejara mi decepción porque él me dijo:

-¿¿Qué pasa?? –esperando que le suplicara…pero yo no estaba por la labor...yo no soy como las demás. Qué se habría creído. En lugar de eso puse cara de dura y dije:

-Nada. ¿Encuentras algún arma o vas empezando a creerme…pólice-man?

Eso debió de encenderle porque sin mediar palabra siguió con mi otra pierna. Empezó por abajo como con la otra y yo me relajé puesto que pensaba que tardaría en llegar hasta mi…mis caderas pero entonces, se levantó desplazando su mano derecha por mi muslo levantándome la pierna y quedándose tan cerquita de mí que notaba toda su vitalidad detrás de los vaqueros que llevaba. 

No pude contener la respiración y eché todo el aire para cogerlo de golpe en un jadeo.  Mis manos fueron instintivamente a sus abdominales y con su otra mano él se apoyaba en la pared. 

-Pues no…no he encontrado ninguna pistola. ¿Quieres tú encontrar la mía?

Le miré inmediatamente a los ojos. Mis manos subieron desde sus abdominales hasta por detrás de su cuello, esos pelos tan cortos…hacían q no pudiera agarrárselos bien pero..le acaricié la cara y le besé, apretándome lo poco que podía contra él.

-¿Tomo eso como un sí?

Yo afirmé nerviosamente con la cabeza.

-¿Y tu voz?-sacó la lengua divertido- ¡¡ya te haré yo hablar!!

-¿Y a qué estás esperando? –dije de repente sin vacilar.

Tras un gesto de sorpresa perversa me cogió en brazos y me tiró violentamente a la cama.

Cristian se incorpora sobre las rodillas, y mirándome cual lobo a su presa dice:

-En realidad…no te he cacheado del todo bien…voy a tener que pedirle que se quite la camiseta, señorita.

-Oblígame.

Entonces Cristian de un movimiento me puso boca abajo y comenzó a acariciarme cada pierna con  su mano correspondiente,  de tal forma que no pude contener levantar mi trasero.  Él paró sus manos a pocos centímetros de él. Me estremecí.

-¿Te he obligado lo suficiente para que empieces a hacerme caso, ladrona?

Se incorpora esperando una respuesta mía. Yo me di la vuelta, me medio senté y le obedecí. 

-Aún no. -Dije mientras empezaba a quitarme la camiseta.
-¿Cómo dices…? -me dijo mientras se iba acercando más y más a mi boca.

-Que…aún no me has cacheado por arriba. –Me la quité del todo.

-Qué pervertida- y me besó.

Su beso fue tan fogoso que me tiró para atrás. Se separó un poco y giró la cabeza, volvió a juntar sus labios con los míos y los entreabrió. Sin resistirme le metí la lengua entre ellos y él me correspondió.  Paró el beso y, como yo seguía con la boca entreabierta esperando más, me dio un lametón, sonrió lascivamente ante mi deseo y siguió besándome.   
Se separa y me besa por el cuello. Entre suspiros le digo:

-¿Ahora se cachea así?-seguía con el rol de la ladrona. A ambos nos daba morbo.

Le separé un poco de mí. Él se extrañó pero me dejó hacer.  Le quité la camiseta como si estuviera deseando encontrar un tesoro.  Su mirada se intensificó y empezó a fijarse en mi sujetador y en mi respiración entrecortada. Me invadía el deseo de tenerlo dentro. Mis manos se dirigieron a sus caderas sin echar cuenta a ese torso, y las resbalé por su cuerpo hasta el pantalón, que lo tenía demasiado bajo. Empecé a quitarle el cinturón cuando de repente noté cómo sus manos tocaban mi cintura y bajaban hasta mi trasero.  Le miré y me volvió a tumbar en la cama.

-Como no le pongamos el seguro a la pistola…se disparará sola -me dijo sensualmente.

Me miró el escote y se mordió los labios. Su brazo derecho estaba apoyado en la cama, rodeándome por detrás de mi cuello. Me fijé entonces en todo su torso tatuado. Gotas de sudor empezaban a correrle por el cuerpo y empecé a imaginarme cómo estaría su polla en ese momento. Fui a tocarle por encima de la bragueta cuando su mano derecha comenzó a cachear mis pechos. Gemidos salieron de mi boca y me contorsioné por el  placer.  Un hormigueo empezaba a notarse en mi entrepierna. Le miré el paquete, no pude tocarlo, me mordí el labio y le miré.

-¿Tienes licencia de armas?-me dijo. Ahora usaba ambas manos por encima de mi sujetador.  Gemí y mis piernas intentaron cerrarse.

-Cla..claro que sí, mira en mi bandolera.- le dije. Y cogí sus manos con las mías para que no las moviera de allí. Intentó moverlas y le retuve. Mis ojos le miraron suplicantes.  Relajó sus manos y siguió masajeándomelas, asique yo me relajé también. De repente él me puso ambas manos por encima  de mi cabeza y me las sujetó con la mano del brazo tatuado…Las puntas de los dedos de su mano derecha, que quedaba libre, fueron acariciando mi brazo izquierdo, bajando por mi pecho, por mi cintura,  al llegar a mis muslos me levantó la pierna quedando él entre ellas y pegando su paquete contra mi barriga. Al sentirle arqueé levemente la espalda.  Sus ojos siguieron el recorrido que su mano había hecho. Volviendo la mirada a los míos me dijo:

-Sé buena, solo quiero quitarte el sujetador, que es precioso pero me estorba.

Me moví hacia un lado y él, dirigiendo su mano a mi espalda, me comió la boca desenfrenadamente. Me quitó el sujetador y lo tiró fuertemente a un lado.

Ahora me sujetaba ambas manos con las suyas para poder sostenerse mejor.

Sus ojos decían que le encantaba lo que estaba viendo y su respiración comenzó a entrecortarse.  Se miró el pantalón. Se incorporó, se quitó la correa de un tirón y cayó al suelo junto a mi sujetador. 

Inquieto se quitó el botón y se bajó la cremallera.  Yo no paraba de mirarle de la cara a la…cremallera!! DIOS se le había quedado encasquetada con los nervios. Me levanté y le ayudé a quitársela.

-Oh, Cristian... es increíble –dije mientras le bajaba un poco el pantalón. 

Fue la primera vez que le llamé por su nombre y eso le excito. Se los quitó rápido y me volvió a tumbar, haciéndome sentir toda su polla en mi sexo.  Flexionándome ambas piernas mientras me sujetaba por los muslos.  Me apoyé en su torso mientras empezaba a gemir como una loca.

Me cayó acercando su lengua a mi boca.  Le mordí suavemente la lengua y empezamos a besarnos desenfrenadamente.  Comenzó de nuevo a besarme por el cuello, esta vez sin descanso, bajando hasta mis pechos, lamiéndolos y agarrándomelos. Besándome los pezones, mordiéndomelos suavemente… abrí las piernas más de lo que estaban:

-Cristian...por favor..ponle ya..mmm… el seguro.

Entonces se echó hacia detrás y… allí estaba… todo el tatuaje que se extendía por su bajo abdomen. Era impresionante. Y me quedé petrificada al ver su hermosa polla.  Enseguida me puse como una gatita y se la agarré.

-O me disparas o te disparo- me dijo con voz seca. No podía aguantar más.

Se me nubló la vista, y cuando quise darme cuenta ya estaba tumbada, como antes. Él con el preservativo listo y lamiéndome los muslos con total tranquilidad.  Me quitó las bragas lentamente mirándome a los ojos. Mi respiración se cortaba cada vez más rápido y empecé a temblar.
Dispuesto a introducirse dentro de mí, me miró mi coño y sus pupilas se dilataron. “Es precioso” escuché decir en un susurro. Ahora era él el que se quedaba sin voz y sonreí. Su polla me tocó un poco los labios y me los abrió.

Su expresión era tan sensual como sexual, y sus labios parecían que babeaban.

Me moría de vergüenza asique me tapé con una mano y obtuve su atención. Me sonrió tranquilamente y me besó.

-Vas a tener tu merecido…

Me dijo quedándose sin voz.

-ahora eres tú el que no puede ha…-se introdujo dentro de mí lentamente y me hizo arquear la espalda- aaaah, Cristian… mmmmj.

Se quedó dentro esperando una respuesta. Cuando me recompuse y me di cuenta de todo lo que tenía dentro le miré: “máaas.. mmm más! Muévete! Cris-aah! tian..!! Muévetee!!”

Me embistió y me hizo gemir más alto.  No dejó de moverse…a los dos nos comían las ganas de sentir más y más al otro.  Mis caderas se movían solas.

Él se sentó en la cama y entonces se salió. Me miró perversamente, no me dio tiempo a quejarme porque enseguida me ayudo a sentarme en él.  Me senté suavemente porque aquello…era enorme. Pero en cuanto lo tuve todo dentro otra vez...no había quien me parase. Me agarró del trasero presionándolo contra él y no paraba de mover sus caderas. Qué sexy. No me daba tiempo a fijarme en todo. Solo podía sentir los movimientos dentro de mí. No podía ni mantener los párpados abiertos del placer que estaba recorriendo mi cuerpo. 

-Daphne..no puedo más..dime que vas a correrte… con..migo..ooh - su voz grave gimiendo en mi oído me puso más y más caliente y comenzamos a movernos con más fuerza.

-Un poco más…un poco...más -le contesté.


En poco tiempo gritaría como una verdadera gata mientras nos corríamos y mi cuerpo se estremecía…aún con el de él dentro. 

viernes, 21 de octubre de 2016

Mi Obsesión III

Junio de 2013
Ahora mismo solo me apetece provocar.  Tengo ganas de ser traviesa, me apetece buscarte y que te piques. Quiero que me sigas el rollo y que poco a poco vayamos cayendo a los besos robados, los mordisquitos y las caricias.  Me apetece mostrarte abiertamente de qué voy hoy.  

No te tengo aquí, ni a ti tampoco, pero busco en wasab y te hablo, y tan solo un par de palabras que malinterpreto ya es suficiente para agitar mi respiración imaginándome a dónde podría llevarnos a parar… 

Pronto no podré controlarme, así que, ya que no tengo a quién…lo haré conmigo misma. Pero que sepas que vas a estar en mi fantasía. La de ahora mismo, poco después de las 10 noche. Te pensaré a pocos milímetros de mi cuerpo, mirándonos con deseo. Te pensaré acercándome a tu cuello, para notar tu respiración fuerte y notar todas  las reacciones de tu cuerpo… 

Me encantaría mordértelo y luego mirarte a los ojos. Seguro que enarcarías una ceja y me dirías algo como “te morías de ganas, ¿enh?” Y yo, con sonrisa pícara negaría con la cabeza, a modo de juego. Seguro que te morderías el labio inferior, porque sabes lo orgullosa que puedo llegar a ser, aún tonteando. Aún cuando ambos sabemos que estoy mintiendo. Sé que eso te hace perder los papeles y sé que sabrás que hoy, HOY lo estoy buscando. Ya lo dije al principio…hoy tengo ganas de provocar…de provocarte.  


Pienso deleitarme mientras imagino cuál sería tu reacción si estuvieras aquí…Siento no seguir describiéndotelo, pero…mis manos no soportan más estar sobre las teclas del portátil…

domingo, 9 de octubre de 2016

Mi Obsesión II

Septiembre 2012

De cachondeo con tus amigos, un local heavy, él aparece por allí. Tú le deseas pero te haces la loca y sigues “tan normal”. Él busca provocarte, “ganar el juego”. De cervecitas, todos hablando con todos (los conozcas de antes o no) de que si la gravedad depende de la masa, que si otro dice que no, de manifas, de que si el hermano del amigo de no se quién…risas, buen rollo y de repente…te cruzas con su mirada y la mantenéis. Sonríes picarona, él sigue con cara de poker. Te llaman la atención y sigues hablando normal, controlando la situación. Que no se de cuenta que tu entrepierna siente un leve hormigueo, que entre comentarios y risas de tus amigos, tu imaginación le desnuda poco a poco. Recobras la cordura y dejas todo eso de lado. Inocentemente te levantas a por una cerveza. Hay mucha gente en la barra y la camarera se entretiene con otro cliente. A punto de volver fuera y pasar de la birra sientes unas manos grandes deslizarse de tus caderas a tu cintura. Justo detrás de ti está él. Notas su cuerpo, sus manos. 


-¿Me echas una mano?-dices como si nada. Pero él sabe que le deseas, sabe que estás intentando controlar tus emociones, sabe que pretendes aparentar normalidad pero que por dentro eres un manojo de nervios. Lo sabe todo.

-¿Dónde quieres mis manos, nena?-dice mientras te abraza desde atrás, acercando su boca a tu oreja. Se te eriza la piel y no puedes moverte. 

Justo cuando menos quieres abrir la boca, la camarera te atiende: 

-¡U-una cerveza, por favor! –Pretendes decirlo decidida, pero se te resquebraja la voz. Oyes su risita burlona pero no te dice nada. 

Te aprieta contra él un segundo, te da un beso en el cuello y, cogiendo tu cerveza, se va para fuera. Le sigues, pero para cuando tú sales…ves como bebe un buche, la deja en la mesa y va hacia ti. 

Te coge de la mano y te lleva a un sitio a parte. Sabes que no te conviene, que deberías alejarte, pero no lo haces. 

Te zafas de su mano y vas de vuelta a las mesas, pero…



Estás cara a la pared, apoyando tus manos en ella para no apoyar la cara directamente. Ahora sí que está completamente pegado a ti, sujetándote. Tus piernas entre las suyas.

Sus labios se dirigen a uno de tus hombros y roza tu piel lentamente subiendo por tu cuello hasta tu oreja y susurra: 

-Deja de fingir…voy a arrancarte tus gemidos con mi lengua y lo sabes. 

Te abruma su sabiduría, su saber llevar las situaciones, que te lleve a hacer lo que él quiere. Intentas controlar tu respiración pero una de sus manos aprisiona uno de tus pechos. Jadeas. 

-¿Primero con mi lengua y mis dedos…luego con mi polla? ¿Qué quieres? Pídemelo. 

Se queda cerca de tu cuello, sientes su cálido aliento, la compostura que mantiene, el calor que desprende su cuerpo y…toda su dureza al final de tu espalda. 

Le miras y él lo hace decidido, seguro de sí mismo. No vas a admitirlo, pero eso te excita más.

Te besa lentamente el lóbulo de la oreja y lo mordisquea. Entre medio, con la voz más sensual que te puedan soltar oyes:

-Me pones.


Y vuelves a caer de nuevo. 

domingo, 2 de octubre de 2016

Dedicaciones I

Quería dedicar una entrada a Mistress Roxy, ya que es una mujer que me causa una absoluta fascinación.

No voy a mentir. En principio, alguna vez que me hubieran hablado de Dóminas me imponía bastante miedo. Porque las mujeres con otras mujeres suelen ser bastante crueles. ¡Imagínate una Dómina!

He de decir que todo estaba en mi imaginación. Y fruto del relato de un supuesto amigo que fue sumiso de una Dómina y sus amigas.

Y luego di con el blog de esta pedazo de mujer.

Me impacta a la vez que me encanta su forma de ser. Desde luego me dan ganas de saber quién es, cómo es su vida  sabiendo que en su intimidad sexual es de una manera que asustaría a todos: hombres y mujeres.

Es imponente.

Yo tengo más tendencia al lado sumiso, no me veo capaz de ponerme a mandarle a ningún hombre. Una vez me lo propusieron en un estúpido rol sexual. Y no sabía. No se me venía absolutamente nada a la cabeza.

Sin embargo, me gusta saber que existe una mujer con ese carácter.

Mi lado feminista aparece y me río de saber que hay una mujer que pone a sus pies a los hombres y que ellos hacen lo que ella quiere y punto.

 Me agrada la idea de cambiar la “cultura” de que el hombre manda.

Sí, es verdad que me pone más ver al hombre explayando todas sus virtudes varoniles. Pero saber del lado opuesto me resulta divertido maléficamente.

Leer su blog hace que abra más mi mente, que me plantee si sería capaz o no de seguir directrices de una mujer. A ver, me gustan los hombres. Muchísimo. Pero por vivir la experiencia, no sé si me dejaría en sus manos alguna vez. Y el hecho de que tan solo haga que me lo plantee, cuando tenía claro que eso no me iba, ya hace que merezca la pena.

Hace que me replantee circunstancias o simplemente cultura sobre temas que ignoraba.

Es, cuanto menos, interesante y sensual.

Además me gusta cuando la lectura me provoca enfado, contradicciones, curiosidad, asombro, me hace pensar… Porque significa que está removiendo algo dentro de mí. Y eso no pasa con cualquiera.

Leí hace poco una entrada que me sorprendió muchísimo.


Habla del adulterio consentido como Dömina, su explicación, las partes que lo componen, sus nombres específicos… ¡¡¡No tenía ni idea de que existiesen tales cosas!!!! Que tienen denominaciones concretas este tipo de “prácticas”. Así como otros conceptos que tampoco había leído antes, como la sissificación.

Me hace gracia cuando leo algo así y digo, ¿esto qué es? Y abro otra pestaña del explorador.

La verdad, no me entusiasma. Pero es chocante y curioso para mí. Pienso en lo humillado que debe sentirse el hombre. Pero claro, eso es lo que se busca. Cuando pienso en cómo humillar a un hombre sumiso creo que no hay tanta variación de posibilidades como lo habría si fuera una mujer sumisa. Aunque seguramente sea porque no soy capaz de ponerme en esa situación.

Igualmente el arrebato de la virilidad del hombre, tiene que ser lo que más daño le haga. 

Total, que me voy por las ramas. Me gustó saber que existe una mujer que le pone los cuernos a su marido y le obliga a verlo. ¡Madre mía! ¡Qué tía! Jajaja. Nunca lo había pensado. Y más me gustó “el único ritual” que sigue después de estas vivencias. Sólo de imaginármelo me hace reírme de incredulidad y pienso… ¡Qué puta Ama! Nunca mejor dicho. Jajajajjaa.

Es como… ‘¡¡mira, me está follando otro!! Y lo estoy disfrutando como nunca.’ Bufff no sé, tela. Me pregunto qué pensara en esos momentos el marido, cuáles serán sus reacciones.

Me encantaría verla en ese momento. Por curiosidad, para saber cómo me afectaría la escena. Si me excitaría o no… Aunque creo que sí. Sólo por el morbo, mi curiosidad, lo novedoso que me resultaría.

Comentan varias formas de llevar estas prácticas y me gusta cómo lo plantea ella. Teniendo en cuenta que sé bastante poco sobre el tema.

Por lo que he ido leyendo de su blog hasta ahora, siempre he pensado cuán diferente es con respecto a blogs de Dominantes que he leído. Ella en mi cabeza era más de: “Tú haces lo que yo diga para satisfacerme y punto.”

Directa, femenina, firme.

Ole tú.

Y justo hace 3 o 4 días ha publicado una entrada hablando de ello:


Me hizo gracia su opinión. Con sus matices diferenciadores que la caracterizan. Añadiendo puntos de reflexión sobre los que parar. Como que el poder de seducción no se puede consensuar entre las partes.

Sé que este texto no le va a hacer gracia a más de uno y lo siento. Cada uno tiene su opinión y vive según su punto de vista.

Me hace gracia que se meta con un grupo al que llama ‘Amos del Consenso’, aunque yo sin duda prefiero ser sumisa de este tipo de Dominantes, que me transmiten cierta seguridad.

Eso no quita que al leerlo me parezca curioso y divertido a la vez.

Me hace darme cuenta que la Dominación entre hombres y mujeres es brutalmente distinta. Y me fascina.

También es cierto que aunque en las relaciones BDSM cuyo Dominante es un hombre, tenga reglas y restricciones, en muchos Dominantes que he leído, llevan a la sumisa al límite. Para intentar que algo que no querían hacer, se convierta en algo que soportan. Y eso no me hace ni puta gracia. Si yo digo que hay algo que no me gusta por la razón que sea, respétalo.

Porque aquí juegan con los sentimientos y la seducción también. Y entonces los límites de la parte sumisa solo se convierten en un reto que cruzar. Ignoro si son todos así o alguno sí respeta de verdad estas cuestiones.


En fin, que muchas gracias por tener un blog así. Es un placer haber dado con él, Mistress Roxy.