lunes, 7 de noviembre de 2016

Sacudidas I

Fui leyendo en mi cama su correo hasta que llegué a cierta línea.

Tres palabras. Leídas con el tono en que son mandadas.

Se me escapó un jadeo. Las volví a leer. Muchas veces. Cerrando los ojos, repitiéndolo en mi cabeza. Y es que no me lo esperaba.

        “No quiero fallos”

Apreté las piernas, me moví nerviosa. Le imaginaba a él. Me imaginaba a mí. Siempre con un tono sexual e intenso que me provoca.

Cuando leí esas palabras, algo en mí se removió. ¿Cómo es posible que me ponga nerviosa ante la posibilidad de decepcionarlo? Si apruebo con algún fallo, seguirá siendo un apto. Claro que es mejor sin fallos, pero en mi mente me decía que si cometía 1 error pues tampoco se caía el mundo.

Ahora sí.

Quiere que esté muy preparada y, lo mejor de todo: sabe que puedo lograrlo. Confía en mí.

La orden llega a mis entrañas y me veo ante él desnuda, dándole cuentas. Sin fallos, acariciándome y dándome de él lo que deseo. Pero… ¿Y si fallo?


Mi vientre se agita en un revuelo de sentimientos contradictorios.

5 comentarios:

  1. Exigir también es una manera de hacerte ver que confían en tus capacidades y si lo haces como debes un premio siempre es mejor que un castigo.

    Besos Daphne

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  2. Osea que tenías cosquillitas en el bajo vientre -;)

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