miércoles, 26 de julio de 2017

Enfurecida II

Obedecí. Me desnudé y me metí en la cama. 

Me gustó que bajase a un nivel de ternura que no era común. Y una vez tranquila, me hubiese vuelto a poner en la línea que él necesita de mí. Y yo deseo de él. 

Ya estaba cachonda. ¿Siempre iba a tener ese efecto intenso sobre mí?

Escuchaba la ducha de fondo. Se iba a tomar su tiempo de relajación. Dejé de pensar para imaginarme cómo estaría él bajo el chorro de la ducha, relajando sus músculos y acariciando su piel mientras el agua baja... Uff.. Me estaba quedando dormida.

Le noté salir. Luego un silencio, y en nada, se estaba metiendo en mi cama.

Me entraron escalofríos y casi sale sonido de mi boca cuando noté las gotitas de su melena mojada sobre mi piel. Estaba chorreando, a penas se había escurrido el pelo.

Su cuerpo lo pegó al mío y empezó a recorrer con su mano derecha mis caderas, mi cintura, mis pechos. Apretó uno y sus dedos se dirigieron a comprobar si estaba duro mi pezón o no. ¡Claro que lo estaba! Del frío de su pelazo.

Solté aire. 

-¿Necesitas que esté dentro, zorrita?-me decía mientras bajaba esa misma mano por el vientre hasta mi coño y lo agarraba. 
-¿ehn? Quieres sentirme aquí tuyo?-me hizo ladearme para poder abrírmelo  y comprobar cuán lista estaba para él. 

Me había hecho un gesto de silencio, no podía hablar...

Con la otra mano, apretando mi otro pecho, enfurecido. Quería una respuesta. 

Le miré obediente y le hice el gesto de silencio. Sonrió frívolamente y dijo: 

-Si no respondes es que no quieres que te folle. 

¡¡Hijo de puta!!! Me tiene dicho que guarde silencio hasta que claramente me ordene hablar. Estaba jugando conmigo. Mi desesperación me invadió por un segundo, iba a comerle entero, a acercarme para besarle. Pero me contuve. Me había dicho que me necesitaba tranquila. Y yo no sabía si esta reacción se la iba a tomar mal.

Se rió. Sabía que me estaba rayando. Sabe que quiero ser lo que él quiere de mí. Sabe que me esfuerzo, pero a veces no es razón suficiente para no atormentarme con su forma de ser difícil. 
Sonrió y me dijo: Tranquila.

Aparté la vista de él, avergonzada. Respiré hondo. Él ve todo a través de mí. Pero yo en innumerables ocasiones no soy capaz de saber al 100% lo que pasa por su mente. ¡Me da rabia y me pone a partes iguales! Y él lo sabe. Quizás eso haga que él fomente su misterio.

-Mírame.

No tuvo que terminar de decirlo, y vi como divertido, se ponía encima de mí. Sin llegar a rozarme con su polla. Iba tocando aquí y allá por mi cuerpo. Agarrándome, azotando zonas, pellizcándolas, chupando sus dedos y mojándome con ellos... Incluso se acariciaba el cuello y bajando sus manos por todo su tronco... Poniéndome más y más caliente, bajando sus manos hasta su polla. Mientras iba diciéndome:

-Ya veo que no hablas... Me lo tomaré como que ni me deseas... Estás aquí ¿por obligación?¿Quieres mi dinero?

Mi cara se enfurecía. Se rió, no pudo contenerse. 

Quería mover mis caderas... Pero eso sería un error fatal, ¡con lo bien que lo estaba haciendo!

-¿quieres mi polla,nena?¿Quieres sentirme tuyo? HABLA. 
-Oh, Mi Señor.. Quiero sentirme YO suya. Quiero que me folle y sentirme gloriosa. 

Sonrió

-Respuesta correcta.

Me separó las piernas, yo noté el olor de mi humedad. Él se embriagó con él y me miró salvaje. 
BUM, de una vez me penetró.

-¡¡¡AH!!!

Se empezó a mover y me dejó gritar a gusto durante las primeras abatidas. Después la saco casi entera, jadeé y la metió despacito. Me miró a los ojos intensamente y me hizo el gesto de silencio de nuevo. Y luego sonrió cabrón.

¡¡Me embistió fortísimo las siguientes veces!!! ¿Cómo puedo ahogar el sonido del dolor/placer que eso causa?

Las primeras veces lo hice como pude, pero luego algún sonido salía de mi boca.

Me miró con advertencia.

-Por favor...

Me miró de forma que me decía: Cállate. 

Siguió follándome hasta que se corrió.

Me tensó tanto por dentro que casi llegué también. Pero no lo hice. ÉL se paró en seco y yo hiperventilé tranquila.

De repente empezó a mover sus caderas en círculo y me recorrió un escalofrío de placer por los muslos y por la espalda.

Le miré. 

Su cara de salido me excitó más aún.

Las piernas me empezaron a temblar cuando se irguió apoyándose en mis muslos, abriéndome aún más las piernas y golpeando mi interior con la punta de su polla dura.

Perdí el control, gemí como una loca y le supliqué que perdonase la osadía de desobedecer su orden de silencio. Entre respiración desesperada, gemidos, gritos y movimientos involuntarios. Hizo que me corriese, me dejó terminar, disfrutar de sus movimientos hasta que se me acabaron las convulsiones. 

Con la respiración algo más tranquila, él se tumbó sobre mí, aún dentro. Retiré mi cabeza hacia un lado, dejándole espacio donde colocarse. Me mordió el cuello fuerte y me dijo al oído:

-Toda esa energía que has gastado para hablarme entre ruidos de perra, podrías haberla utilizado para intentar quedarte calladita. 

Su tono de voz y sus palabras me pusieron la piel de gallina. Él se rió entre dientes.

-Tu cuerpo hace bien en ponerse alerta.

Noté su polla volver a crecer. ¿Qué le pasa hoy?¿No necesita descanso? Empezó a moverse, frotándose en mi interior para ponerse aún más duro.

Yo no hablaba. La orden seguía vigente. 

-Haces bien quedándote callada. Aunque ahora es sencillo, ¿no?

Le miré quejicosa, aún regulando mi respiración.

-Te voy a follar otra vez. Duro. Muy duro. Y quiero que estés calladita. A ver si esta vez lo conseguimos. 

Hice sonidos de queja y me abofeteó. 

-Lo estabas haciendo muy bien... Silencio.

Todo mi flujo volvió a empaparnos. Me enloqueció de nuevo. Y tampoco consiguió dejarme totalmente callada. Ni comiendo almohada, ni tapándome la boca, ni mordiéndome el brazo.

-Habla. 
-¡¡¡Señor, lo he intentado de la mejor manera posible!!!!
-Lo sé, perra. Pero lo que importa es que no lo has conseguido. Silencio de nuevo.

Oh no..

-¿Qué hago contigo ahora?

Ya se le ocurriría alguna forma de martirizarme. Mas fui inmensamente feliz de recibir tanta cantidad seguida de polla por su parte. Y él veía de lejos mi cara de satisfacción.

4 comentarios:

  1. Es que...no sabéis tener la boca calladita, ainsssss.
    Jajajajajaja.

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    1. ¡¡¡¡ES QUE HAY OCASIONES EN QUE ES IMPOSIBLE!!!! Y lo sabéis segurooo. Pero la maldaaad de vosotros no tiene límites...¿ehn? Porque vamos... Es que no es posible callarse si me están follando tan bien.

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  2. Sí que es una buena forma de pasar los enfados aquella y tú tan obediente. Besos donde te gustan.

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    1. Sí que se me pasó, sí... Yo a veces soy muy obediente, cuando saben doblegarme ;)

      Más besos para usted, ya que con los abrazos no tiene suficiente.

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