lunes, 24 de julio de 2017

¿No es posible?

Siempre se nos ha dicho que las personas lujuriosas van al infierno. Que aquellos que se dejan vencer por el placer y la diversión, están al lado del diablo.

Entonces, qué pasa: ¿No puede existir una mujer creyente y morbosa?

¿Son dos conceptos que no pueden ir juntos?

Si yo soy una persona creyente, ¿Tengo que dejar mis vicios de placer de mi cuerpo para que Dios esté contento?

No pretendo blasfemar. Es una duda que me corroe desde hace tiempo.

¿Soy menos cristiana por hacer un trío con dos hombres y sentir un placer exquisito?

Si me gusta arreglarme, vestirme sexy para provocar deseos bajos en hombres atractivos... Si me masturbo y me corro mientras pienso en cómo un grupo de hombres hacen conmigo lo que quieren, y se corren encima de mí... ¿Qué?

¿Está directamente unido a ser o no cristiana?

¿No puedo ser una buena cristiana si pienso que quiero gozar con mi cuerpo lo máximo posible?

Díganme su opinión. 

¿Acaso Dios no verá que tengo un buen corazón puro en los ámbitos sociales, familiares e importantes, y me dará valor por ello?

Aunque tenga otra parte lujuriosa y zorruna que busque mi placer dejando a un lado la ética moral pre establecida.

Yo creo que sí.

No voy a dejar de ser buena persona y agradecer todo lo bueno que tengo cada día, ni rezar por mis seres queridos.

Ni voy a dejar de buscar y mejorar las necesidades sexuales que alberga mi ser. 

Creo que aún seguimos bastante influenciados por la doctrina antigua que transmitían a la sociedad. Donde las mujeres que buscaban placer eran rameras, pero en los hombres era su naturaleza.

¿Las mujeres decentes no quieren que se las folle bien? Pues claro que sí. 

¿O es que acaso para servirle bien tengo que dejar atrás y oprimir mis deseos?¿Eso cómo va a ser?

Porque es que no estoy nada dispuesta a renunciar al deleite del cuerpo.

Otra cosa de personas creyentes son la aversión a los tatuajes y, en general, a las marcas. Porque en la biblia se habla de que las marcas en la piel son obra del diablo. 

Pues no estoy de acuerdo. Los tatuajes me gustan, aunque no sé si me haré alguno en mi vida, no opino que quien se los hace no son de fiar. ¡Menuda estupidez! Con lo que me excita un tatu.... Y más en ciertas zonas...uff.

Por esa regla de tres, si a mí me gustan que me azoten y me marquen, ¿qué pasa?¿El diablo se ha apoderado de mi alma? ¿Y con los chupetones qué pasa? Es una marca que muchos buscan queriendo. ¿Acaso está mal también?

¿Qué tiene que ver mi fé y mi caridad social con lo que me gusta en la cama?

¿Por qué mezclan todo y confunden al mundo?

Decidme qué pensáis vosotros al respecto: 

Ser creyente y una viciosa inmoral, ¿no es posible?


Y eso tampoco me hace atea. Entonces... ¿Qué pasa?

8 comentarios:

  1. Já dizia o poeta que tudo vale a pena, quando a Alma não é pequena.

    Beijos, Daphne.

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  2. Con las religiones no hay que casarse, puedes creer en algo, llámese Dios, pero no ser parte de un culto que te obligue a ser de determinada forma. Religión y sexo son conceptos contrapuestos. Besos donde ya sabes.

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    1. Gracias por tu opinión =) Es muy valiosa. Es un tema "delicado", no quería ofender a nadie. Es una duda que llevaba mucho tiempo dándole vueltas y no sabía si sería buena idea compartir. Pero... Como soy 'sin tabúes', pensé que era lo más coherente.

      Un abrazo

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    2. ¿Un abrazo? ¿Te me pones tímida?

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    3. Por cambiar. Los abrazos también gustan, ¿o a ti no? Se siente todo el cuerpo del otro.

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  3. Yo predico la religion del Marqués. Las puertas de mi Iglesia están abiertas. Seas bienvenida, hermana

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