miércoles, 2 de agosto de 2017

Influencia de las palabras

No nos damos cuenta lo que pueden suponer nuestras palabras en las personas. Por algún síntoma de “responsabilidad” o ”moralidad” o porque nos han educado con ciertas ideas en la cabeza, necesito excusas cuando hago cosas que sé que no están del todo bien. Cuando tengo un conflicto interno que no se resuelve rápido.

Es absurdo, me lo digo a mí misma. Me obligo a no hacer eso, a aceptar lo que hago por el motivo que sea sin más. Sin embargo, no niego que una ayudita a mi propia conciencia tampoco está de más en ese proceso.

Sé que no solo soy yo. Alrededor de mí, quizás en general, los humanos necesitamos apoyarnos en excusas para que afrontar nuestros actos sea menos impactante. Excusas que arropen los actos que percibimos que no están bien. O que podías haberlo hecho mejor

Yo soy del pensamiento de que hagas lo que quieras y no te sientas mal. Aunque si algo no te deja dormir, es que no estás de acuerdo con realizarlo. No seamos extremos.

Nadie está atado para siempre a su educación. Nadie.

Aunque sí sea verdad que hay cosas que hemos aprendido que cuesta trabajo sacar y seguir lo que uno piensa.

Total, que yo estaba pensando en que una persona que no confía en otra, siendo su intención buena puede destruir un hilo del que se sujetaba una persona para actuar de manera ‘correcta’. Me explico.

Poner los cuernos está mal. En principio. Por respeto a la otra persona, porque si la amas no haces eso (a menos que tengan pactado que ambos son libres de hacer lo que quieran o cualquier otra situación interna sexual. Me refiero a “generalmente”). Se supone que más allá de tu pareja, no necesitas otra persona porque ella cubre tus necesidades íntimas y de afecto amoroso.

Si pones los cuernos, estás haciendo algo inmoral. Un conflicto interior entre lo necesito y no está bien.

Se puede pensar… “bueno, si me casara con esa persona, ¿no lo haría más por la promesa ante la iglesia de ‘renuncio a todo hombre blablá…? ¿Y prometer amar y respetar a la otra persona? ¿Sería un paso más allá en mí con respecto a él?” Pero a la misma vez… Si ahora mismo necesito una serie de cosas que esa persona no me ofrece, ¿Para qué estar con él? ¡Es un lío!

Y entonces un día, lo escucho. Escucho hablar a un familiar sobre una chica y su novio y el comentario de la madre es: “Claro, pero… tú sabes. Mientras no esté casada… Es como si estuviera soltera”.

¿Cómo? ¿Para esa persona no existe el compromiso de cada persona con otra si no están firmado unos papeles o jurando en la ceremonia que cada familia tenga? ¿En serio?

Es de risa.

Será igual, ¿no? Yo puedo faltar el respeto tanto soltera sin papeles de por medio como habiéndome casado oficialmente, ¿no?

Cuál es la diferencia.

El valor que cada uno da a los actos, ¿no?

Me pareció un comentario horrible. Y por otro lado, una broma con la que jugar para estar al filo de la moralidad.

Otro pretexto más del que tirar para autojustificarme cuando me salto las normas.


Yo ya tengo dudosa moralidad, este comentario no me hizo hacer algo nuevo. Pero me hizo pensar que para alguien que sea débil de carácter, ese comentario puede llevarlo a ser un perdido de la vida. Cuando la persona que hablaba adora hacer ver a las personas que lo mejor es ser bueno y actuar “correctamente”. Quizás por eso me impactó aún más su comentario.

2 comentarios:

  1. ¿Alguien en este mundo actúa correctamente? me parece que no y solo el buen criterior te ayuda a saber lo mejor. Besos donde ya sabes Daph.

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  2. Alguien hay que actúa correctamente, sí. No absolutamente todo está corrupto.

    Y aún teniendo buen criterio se puede actuar mal, jejejeje.

    Un saludo

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