lunes, 20 de noviembre de 2017

Fantasía y masturbación 1.4

Nos miraron. Él me sentó en el sofá, justo en medio de Ángel y Beto, y ordenó:
-Cogedles cada uno de una pierna. -lo hicieron sin más -exacto, así, que quede bien abierta.

Ven aquí, Marta, que te voy a dar mi orgasmo.

Se la empezó a follar a 4, delante de mis narices, haciéndome desear polla con más intensidad que nunca. Y los gemidos de la perra de Marta tampoco ayudaban.

-Que no se masturbe.

Ni yo me había dado cuenta que mis manos buscaban mi sexo cuando estos dos también me sujetaban cada uno una muñeca.

Al poco él se corrió y cayeron rendidos. Él se salió y la colocó en el suelo amablemente y
 jadeante.

Beto: Ni se te ocurra mover tu mano de aquí -dijo, dejándola a un lado y empezando a acariciarme el muslo de la pierna que él seguía sosteniendo abierta- o no tendrás lo que deseas.
Manu: Perdóname, estaba al límite.
Marta: Tranquilo, mucho has aguantado ya.
Manu: Ahora viene el tuyo, Marta-dijo mientras se colocaba entre sus piernas.

Ángel dejó sobre el sofá mi pierna izquierda y se ponía de rodillas en el sofá:

-Es nuestro turno de jugar con vosotras.

Beto: Vamos, ponte en el sofá-Le miré, él me soltó la pierna también mientras se levantaba para dejar una rodilla en el sofá y el otro pie en el suelo, de cara a Ángel.

Vacilándole y recobrando un poco mi determinación le solté: “Es que no te entiendo”. Y miré su boca, ardiendo de deseo por sus pasionales besos.

Esperó a que regresara a sus ojos y dijo:

-Que te pongas a 4 patas. Te vas a enterar cómo jugamos nosotros.

Eso excitó muchísimo, bien sabe él que estas cositas me ponen malísima.

Me ayudó a colocarme en el sofá y empezó a embadurnarse su polla con mis fluidos. Miré a quien tenía delante, que empezó a acariciarme la cabeza con suavidad primero; luego se agachó un poco agarrándomelos a la altura de la nuca y me besó. Un beso no muy largo y ardiente:

-Chupa. -dijo soltándome e incorporándose- Chupa como sé que sabes hacerlo: Fuerte, con ganas, con intensidad.

Me la metí en la boca, apoyándome en él, haciendo lo que mejor se me da. Al momento, Beto me penetró lentamente hasta que estuvo entero dentro, y empezó a bombear.

Me abandoné a ellos dos, cerré los ojos y me dejé llevar.

Los tres encontramos el ritmo adecuado y lo seguí manteniendo hasta que mis extremidades no daban más de sí.

-¿Quieres saborearlo o prefieres que te embadurnemos?-dijo quien me llenaba la boca. Él siempre intentaba decirlo de forma que no sonase tan basto.

Sacándome lentamente su sexo de mi boca, abrí los ojos y lo miré. Levanté los dedos de una mano pretendiendo indicar la primera opción, pero entonces, Manu dijo:

-La segunda opción. -Sin sacármela de la boca, me quedé mirando hacia ellos.- Quiere leche, mejor que la vea... ¿no?

Ángel: Eh, mírame a mí. Y chupa.-Le miré suplicante- ¿Qué pasa?

Beto: Quiere tu leche y la mía dentro…mmmh…-dijo penetrándome sin parar- ¿No la escuchaste antes?

Ángel: Aaaah…ya veo…Y éste aún est… ooh…dios, Lidia, sí…-le volví a mirar- Sigue así y ya veremos.

Marta: Mmm…no pares…¡¡no paa…mmm…pares!!.
Manu: ¿Estás a punto, verdad? Venga, nena…-Y llegó.- Mmm…rico.

Yo estaba en mi límite. Necesitaba llegar. Me saqué la polla de la boca y apoyé los brazos en el sofá, exponiéndome más a Beto.

Beto: Mm… me gusta, enana… ¿quieres más?
Yo: Sííí…. no… no puedo más, por favor…

Se movió profundo hasta llegar al fondo, luego la sacó y la volvió a meter hasta el fondo. Eso no ayudaba. La quería rápida, sin mucha profundidad. Él sabía cómo.

-Por favor Beto…. MÁS.

Lo hizo como sólo él sabía hacerlo y me corrí. Por fín. Me la sacó y se puso de pie:

-Pues yo le voy a hacer caso a Manu, la quiero ver sobre ti, enana- dijo masturbándose.

Mientras mi respiración volvía a la normalidad, Ángel se sentó en el sofá en la misma posición, él no se hacía nada:

-Chupa un poco más, preciosa.-Y lo hice sin dudar.

Beto: Buff, estoy a punto…
Manu: Ponte como al principio, con los pies en el sofá.
Yo: Sí…. lo quiero….

Ángel también se puso de pie frente a mí y cuando me senté con las piernas abiertas en el sofá, vi cómo tres fuentes de leche se precipitaban sobre mí, manchándome la cara y los pechos; y poco después, cuando se resbaló hacia abajo, la barriga.


Instintivamente esparcí la leche por mis tetas y me lamí algunos dedos con su leche. Tenía ganas y no me dejaban sentir su leche en mi boca. No era justo, solo fastidié a uno. Pero el orgasmo me había dejado tranquila. 

4 comentarios:

  1. Definitivamente muy morbosa, estas fantasías provocan Daph. Besos donde ya sabes.

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  2. Muchas gracias. Me gusta saber que le provoca a usted también.

    ;)

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  3. Respuestas
    1. ¡Gracias! La mente es un aliado peligroso cuando me masturbo.

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