lunes, 4 de diciembre de 2017

Nacho III

Volvió a tocarme el ano, a darle masajes, a preguntarme otras cosas que hicieron que se me olvidase este imprevisto. Me dijo un montón de perversiones que haría conmigo, me hizo responderle preferencias.

Nos pusimos en posición de 69. Yo no hacía nada y él me comía el culo, metiéndome un dedito o dos. Con la otra mano de vez en cuando me manoseaba el coño.

Volvieron mis ganas de hacer pis y se lo dije.

-Aguántate y contenlo.

Justo después me metió dos dedos en el coño bombeándome con fuerza. Qué cabrón, de verdad… Para qué le dije nada. Al principio aguanté pero luego fue imposible. Casi me meo encima, me incorporé corriendo y él, antes de poder bajarme de la cama, me agarró, cerró mis piernas: Aguanta.

Lo controlé. Me tocó el bajo vientre con las malas intenciones de hacerme perder los nervios de nuevo. Le empujé atrás en la cama y me fui al baño. Escuché su risa cada vez más cerca. Antes de sentarme en el váter, me cogió para ponerme cara al váter, abriéndome las piernas para que la taza quedase en medio de ellas. Él se puso detrás, volvió a meterme los dedos en el coño y me masturbó fuerte. Bombeando, me instó a mear, pero no podía así.

Flexioné las rodillas un poco, él se flexionó conmigo. Él me agarró el pecho fuerte y yo me apoyaba en la cisterna.

Hasta que salió.

Aún seguía saliendo cuando sacó sus dedos y se agachó para comerme el culo un poco más. Pensé que iba a follármelo, pero no fue así. Me lo comió para hacerme gemir, para humedecerme de nuevo.

Quise coger papel higiénico y lo tiró al suelo. Se separó de mi culo solo para decir que le gustaba sucia. Sucia como una puta para él.

Me excitó escucharle.

Él lo suponía, poco después metió dos dedos en el coño y gimió de aprobación.

-Quédate así, no te muevas.

Jadeante le dije de volver a la cama. Me dio un azote tremendamente fuerte.

-¡¡¡AU!!!!
-No te muevas y no hables.

Él estaba detrás masturbándose. Pasaba su mano por todo mi sexo y por el culo y con esos fluidos se mojaba la punta.

-No es que no me excites, nena. Pero llevo ya unas cuantas, y me cuesta más levantarla.

Joder, demasiado llevaba ya.
No estaba al 100%, pero desde luego me gustó también bastante.
Ese roce entre su falo y mis paredes vaginales estrechas. Uffff. Tan sensible como estaba no me costó llegar. Cuando me notó rara culminó su misión metiendo un dedo en mi culo. Moviéndolo rápido y manteniéndome rellena, me corrí. Sentándome al momento en la taza.  Ya sí que mis piernas no aguantaban más. Noté su polla en mi espalda.

-Ahora me meo yo.
-Pues mea
-Jajaja no me lo digas dos veces que no sabes lo cerdo que puedo llegar a ser.
-Hazlo, yo tampoco estoy de broma.

Le miré muy cerda a los ojos, aun recobrando el aliento, y me miró con muchísima curiosidad y de deseo.

Parecía preguntarme si realmente hablaba en serio. Me pegué al respaldo de la cisterna, dejando espacio para que cayera  hacia abajo y no manchase el suelo.
Sin más lo hizo.

Yo cerré los ojos. Y noté ardiendo cómo bajaba por mi espalda, algunas gotas rodaban por mi culo. Noté cómo se quedaba satisfecho. Sus suspiros y gimoteos me lo confirmaban. Le miré la polla, se le puso algo más gorda y empezó a masturbarse, fuerte, a saco.

Hasta correrse encima de mí, a la vez que yo volvía a hacer pis.

Madre mía.

Cómo se me iba la pinza con él.

-Alex hubiera disfrutado viendo esto.
-¿Le hubieras comido los huevos?

Dije más ida que presente. Sin pensar a penas.

-Sí, después de follarte el culo.

Nos reímos los dos y volví a la realidad.

-A la ducha.

El agua calentita bajaba por mi cuerpo y Nacho me lavaba a conciencia, dejando mi cuerpo limpio y… Puro no, eso ya es imposible. Jajaja.

La verdad que estaba muy cansada, pero hubiera seguido recibiendo su polla a 4 un par de asaltos más.

-No ha estado mal, ¿eh niña?

No respondí, sus manos subieron por mi cuerpo deslizándose hasta mis tetas. Gemí y me apoyé en él. Me susurró al oído:

-No podemos dejar tanto para vernos otra vez. Y sí, le comería los huevos a Alex. ¿Te gustaría verla, pequeña pervertida?

Abrí los ojos y me giré, de cara a él para ahora lavarlo yo a él. Se sonrió viendo cómo me despertaba ante la expectativa de saciar mi curiosidad.

-¿entonces es de verdad que se los comerías?
-Seh.

Ufff Le besé la boca con ganas y morbo. Él paró el beso.

-Ya, ya, qué peligrosa eres. Niña.
 -jejejeje. Va… Quiero ver esoooo.
-Jajajaja. Ya imaginaba yooo.

Se acercó a mi oído y añade:


-Pero primero me los tendrías que comer tú a mí.

2 comentarios:

  1. Las perras, cuanto más sucias mejor. Ya lo dijo Woody Allen, el sexo si no es sucio no es sexo...o algo así. Jajajajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja qué vas a decir tú... Que eres tremendamente peor de sucio y perverso!!!

      Un saludo y... ¡Besos sucios!

      Eliminar