lunes, 5 de marzo de 2018

Caza lo que quieras


Llevaba unos días saliendo con una gente de ese tipo que sabes que no tienen futuro seguir en contacto. Pero que, bueno, se cruzan en tu vida y hacen el apaño en esos momentos concretos. Resulta que estaba saliendo con una compañera del trabajo, cuyo grupo de amigos cercanos consiste en dos parejas, y otra mujer más.

Una de las parejas está compuesto por un hombre bien cuidado, atlético y buenorro, con ojos verde oscuro y pelo negro. Guapísimo. Cómo me pone. Y su novia es de estas típicas tontas que no entiendes cómo puede salir con ese pedazo de hombre culto y educado. Madre mía. Qué desperdicio.

La novia es tonta de remate, pero después de tres veces quedando con ellos me dio la sensación de que el hombre es de esos que la tienen contenta y luego harán lo que quieran con ella. Me da la sensación. Para eso es hombre inteligente, jajaja.

Una de las veces que quedé con ellos fue en la casa de la otra pareja. Era quedar temprano por la tarde y unir con la cena.

Le pillé mirándome con descaro en un momento en que su novia estaba absorta en una conversación con otra de las mujeres. Yo le miré y le pillé, él subió la mirada a los ojos y por unos segundos se puso nervioso pero entonces le miré sonriendo de forma zorruna y le di un buen repaso visual a él de arriba abajo y vuelta a sus ojos. Entonces él se tranquilizó y me devolvió una sonrisa enigmática.

Me encanta cuando los hombres no se esperan que sea una mujer caliente. Y cuando les demuestro que yo también siento interés en ellos, sus caras se ponen tan sexys. Sobre todo los hombres con carácter. Sale esa sonrisa de suficiencia que me dice que en cuanto pueda me da lo que ambos queremos. Sin dudas.

Estábamos sentándonos en el salón cuando hablaron de tomar unos cubatas. Yo no soy mucho de beber así que antes de que me empezaran a preguntar qué quería, decidí hacer yo los de los demás y así seguían a su rollo.

Fui a la cocina y el hombre me siguió. Llamémosle Darío.

Dijo de ayudarme a llevarlos.

Mientras echaba los dos primeros vasos, se apoyó en la encimera a mi lado y me preguntó si tenía buena amistad con mi compañera de trabajo y le dije que no, que mera convivencia diaria en el trabajo. Que nos llevábamos bien y me había invitado algunas veces, pero que nada más allá.

Sonrió.

Me separé de la encimera indicándole que podía llevar las dos primeras bebidas y le dije:

-Ya puedes cogerlas

Cogió los vasos y antes de que se fuera me toqué las tetas y añadí más bajo: Y estas.

Hizo un gesto divertido y de asombro.

Se fue al salón a llevarlas, luego se entretuvo allí porque se metió en la conversación. Para cuando vino a la cocina tenía el resto preparado, él se llevó algunas y yo otras. Y no hablamos más.

Pasamos un buen rato hablando de temas variados, para pasar un día sin más. De esos que te apetece salir y no tienes un plan mejor, pero tampoco considero que sea un grupo del que quiera participar mucho más en verles.

Como digo la novia de Darío es muy tonta y caprichosa. Yo soy caprichosa pero no delante de la gente, que ya soy grande para eso. Lo soy en la intimidad sexual o con alguna amiga íntima que le muestro mi forma de ser y ambas nos reímos. Pero no así, delante de los demás diciéndole al novio que quiere X cosa y la quiere esa misma noche, que por favor vaya a por eso, que le apetece muchísimo.

Era una comida de gurmet que solo se podía encontrar en no se qué tienda especializada que estaba a tomar viento de donde estábamos. Él le dijo que vale, que no le importaba, que quería verla feliz, e hizo algún comentario tipo “ay qué voy a hacer contigo” a modo cariñoso. Le dio un beso y ella siguió diciéndole que gracias, que es que necesitaba ese toque especial, blablablá.

A todo esto, sacaron un juego de mesa que no conocía y de hecho no recuerdo el nombre, pero tenía pinta de muy aburrido. Y eso que estoy ahora descubriendo muchos juegos interesantes, quizás era porque no me llamaba la atención jugar con esa gente. La cuestión es que dije que yo no jugaba, que quería ver una partida desde fuera y no me insistieron. Entonces, se le ocurrió la maravillosa idea a la chica esta de que yo fuera con su novio.

-Ayy pues puedes ir tú con Darío, ¿no? Como no te gusta este juego, así él no va solo. ¿No?

Qué voz tan estridente. Se ve que es de esas personas agobiantes que consigue lo que quiere porque te pone en un compromiso con sus “ideas”. Solo que me venía de lujo.

Con mi mayor sonrisa educada dije:

-Claro, sin problemas. Dame un momento que entre en el baño y salimos.

Buah, me lo pensaba follar.

No sabía si ser sutil o ir a saco.

Me lavé en el bidé para estar aseada para él. Por suerte llevo unas semanas en las que siempre tengo una toalla pequeña en el bolso. Sí, porque he tenido que llevar unos aparatos de contención en los dientes y para cuando los enjuagaba. No me gusta secarlo con el papel que haya en cualquier sitio.  Y ya, se ha quedado en mi kit de supervivencia. Y qué bien me vino.

Cogí el abrigo y nos fuimos.

Él llevaba coche, así que más estupendo aún.

Nos subimos y le pregunté dónde estaba el sitio. Madre mía, íbamos a tardar casi una hora en ir, entre el tráfico, la distancia, el tiempo de aparcar,… Qué tía más tonta, ajaja.

Mi cara fue un poema, porque no llego a estar ahí y ese chaval va igualmente a por el caprichito de su novia. Se rió y me preguntó qué pensaba. Hice el gesto de cerrarme la boca y dije que no tenía nada que decir al respecto.

Se rió a carcajadas. Me dijo que él tenía sus trucos.

Me abrí el abrigo y le miré.

-¿Qué pasa?
-Tengo una duda: No sé si ser sutil o ir a saco contigo.
-Jajajaja ¿cómo sería ser sutil?
-Abrir las piernas acomodándome, suspirar, mirarte a los ojos, sonreír mientras te miro el resto del cuerpo, preguntar cosas suavemente,…
-Jajaja lo de mirarme, suspirar y abrir las piernas ya lo has hecho antes.

Me sorprendió.

-¿Antes cuándo?
-Mientras estábamos en el salón.

Le miré confundida.

-Te he pillado varias veces perdida en tus pensamientos tapándote la boca, así que imagino que estabas mordiéndote al labio. Otras veces te he pillado de lado viendo claramente que te lo mordías. Otras te he pillado mirándome el paquete. Qué golfa… Y las que no me habré dado cuenta.

Me quedé sin habla.

-¿Y te molesta?
-Para nada.

Sonreí juguetona de nuevo. Él me miró, al parar en un semáforo, y luego bajó sus ojos a mi escote.

-¿Y cuál es el método “a saco”?
-jajajaja.

Miré para la carretera pensando qué hacer y me di cuenta de que se estaba metiendo en una zona apartada. Bien.

Aparcó y me miró mientras echaba su asiento para atrás.

Le dio al botón del cinturón de seguridad para que se soltase. Me lo quité y me giré hacia él.

Él se incorporó hacia mí y como no me lo esperaba me puse nerviosa al punto de jadear. Su colonia me embriagó entera, joder. Solo le dio a la palanca del asiento para moverme también hacia atrás.

-Joder.
-Jajajaja, ¿qué te paaasa?
-No me lo esperaba.
-Vaya, vaya,… ¿Qué vas a hacer cuando te meta la mano en el coño?
-Compruébalo.

Tenía esa mirada de golfo, de querer que se le lancen primero y agrandar su ego. Y yo le di ese capricho. Me acerqué a besarle y él me respondió. Desatándonos por completo a tocarnos, besarnos y apretar nuestros cuerpos el uno contra el otro.

Me puse sobre él, él ayudó a subirme el vestido. Busqué con mi coño su paquete y me encajé en él. Estaba duro y moví mi culo atrás y adelante restregándome contra él.

Me ordenó levantarme y lo hice sin pensar, mientras él me tocaba el culo me decía que si le manchaba los pantalones con mi flujo, iba a ser difícil de explicar. Que solo era por eso.

Yo me quitaba el abrigo y luego apoyándome en su pecho, le volví a besar.

-Quítate los pantalones entonces, ah..vamos..ah…

Él lo hizo, dejé que se los bajara lo justo y otra vez me puse a restregarme. Miré y sí que se le notaba cómo la tenía. Uff encima polla de las que te abren bien por dentro.

La niñata que tenía por novia sí que era lista, sí.

-Jajajja, qué cara de odio de repente… Qué estás pensando.

Me mordí el labio y le bajé los calzoncillos. Ufffff qué pinta más rica.

-Te la quiero comer…
-Dios mío… Menuda carita… Pero no puede ser, vamos, estás deseando otra cosa.

Sonreí maliciosa

-Ssí.
-Coge un condón de mi cartera. Está en el bolsillo derecho.

Palpé

-¿Cómo una pitillera?
-Eso es, vamos coño.

Esa premura me excitó a la misma vez que me cabreó un poco. Abrí el bote y cogí uno.

Justo me toco el coño con fuerza y gemí. Me frotó apretándome fuerte. Se me cayó la caja al suelo y seguí gimiendo desbocada.

-Arráncame las medias, joder.

Me hizo un buen agujero, luego miró las bragas pensando que le iba a cortar la polla, pero al moverlas hacia un lado se sorprendió de lo suave y elásticas que eran. Me toqueteó el coño directamente y luego bajó buscando mi ano. Toqueteó por fuera y le dije que se pusiera el condón, que no aguantaba más.

Mientras miraba cómo lo ponía, se me caía la baba de ganas.

Ni dos segundos tardó mi vagina en succionarle por completo. Me moví volviéndolo loco, sus gestos, sus manos siguiendo el movimiento de mis caderas, sus jadeos,… Me encantó ver que le gustaba.

Esa polla en mi culo… Se pone a la altura de la de Álex. Joder… Me la quiero comer.  Y luego que me folle el culo, que me arda.

Pensando esto me moví más rápido botando encima de Darío. Sentía que me iba a correr pronto y me moví a mi antojo buscando mi orgasmo.

Bajé mi cuerpo cerca del suyo mientras seguía moviéndome. Mi boca estaba cerca de su oreja y la suya cerca de la mía:

-Dime, so golfa… ¿Te gusta por el culo?
-Ohh..síi, ,mmm, ahh.

Él empezó a mover sus caderas haciéndome sentir más su polla golpeando al fondo de mí. Intensificó el placer.

-Mmm no paares, sigue asíii, sigueee…ah! Mm…siguee.

El chapoteo de nuestros sexos se oía a la perfección. Me corrí en orgasmo buenísimo. Caí encima suya y le rogué unos segundos.

-Joder, sí que hacía tiempo que no se corrían las mujeres antes que yo.
-Voy…voy.. arff arff arff.
-Eres Brutal.

Me hinca su polla moviendo su cadera hacia mí.

-¡¡AH!!
-Vamos, coño, muévete.

Le miré con cara de pocos amigos y él tenía una cara divertida. Se rió el tio y se puso a hacer circulitos con sus caderas, provocándome más y más.

-Me encanta sentirla dura ahora…
-jajaja vamos,..

Me uno a su movimiento de caderas suave frotando contra él, durante pocos minutos disfruta de ello. Gimo de gusto. Me encanta. Luego aumento el ritmo y de repente otra hincada de Darío.

-Dale caña

Volvemos a follar como locos, él quería su orgasmo y empezó a moverse de una manera impresionante.

Me agarraba de las caderas apretando contra él.

-Bota, bota, bota

Se corrió con un “Oooohh” “oooh, sí, joder” y en el “joder” me dio un azote en el costado que no me gustó. Pero notar su polla bombeando semen en mi interior me bajó los humos.

-Ufff, quítate que me limpie
-No, espérate un momento coño.
-Vale, valee… qué genio.
-Joder es que se siente de maravilla
-No lo dudo, jajajaj.

Me quité de encima y teníamos los muslos empapados. El roce de sus piernas y las medias unido con todo lo demás es lo que tiene.

-Te he puesto perdida las medias.
-Bueno, luego lo soluciono.

Se limpió los muslos con pañuelitos que tenía en la puerta del coche. Luego se quitó el condón. Ummmm qué pinta más rica.

-¿Me dejas limpiarte?

Se rió entre dientes y me dijo que no hacía falta.

-A mí sí me hace falta…-le puse morritos.

No dijo nada más. No quitó la mirada de su falo mientras se limpiaba.

-Menudo desperdicio.
-jajajaja ay Señor… Qué golfa me pones en el camino.

Se recolocó entero y respiró profundamente.

-Sí que huele tu coño. Joder, yo también quiero lamer, pero bueno… Ha sido genial.

Entonces entendí: Seguro que era una forma de ‘honrar’ a su novia. No dejando que se la coma otra o no comiendo el coño a otras. Como un autoengaño en el que sentirse bien por guardar algo solo para su pareja. Menuda estupidez.

Me abrí de piernas en el asiento y le dije dándole mi móvil.

-Toma, hazme algunas fotos porfa.

Se sorprendió, pero me las hizo encantado. Cuando estuve conforme, me devolvió el móvil. Pensaba mandársela a algunos para provocar, jijijiji.

Me dio pañuelos para que me limpiase y me limpié lo mejor que pude.

Enderezó su sillón y me indicó dónde andaba la palanca del mío pero me hice la tonta para que se acercara. Entonces le comí la boca y él me siguió el rollo.

-Hija de… cómo me he dejado engañar.

Le seguí besando agarrándole el cuello y apoyada en su pecho, él bajó sus manos por mi espalda. Qué pena que tuviéramos la palanca de cambio jodiendo el contacto de nuestros cuerpos.

Me separé de él y me reí. Puse bien mi asiento. Me puse por encima el abrigo.

-Bueno, ¿y dónde se compra eso?
-No te preocupes, tengo una reserva en el coche. Le dan antojos a menudo y a mí me sirve para darme una vuelta.
-Jajajaja y yo soy la golfa…

Camino de vuelta, reconocí el barrio.

-Ah coño…

“Mira donde estamos” pensé. Si era el barrio de Nacho.

-Hueles a sexo, te lo van a notar.
-Entraré corriendo al baño.

Llegamos en menos de hora  y media. Absolutamente increíble. Y la novia como loca dándole las gracias. Le dijo que la besara y él, cogiendo un trozo de queso de la mesa (haciéndose el hambriento), la besó.

Cómete mis babas, tonta. Lo pensé mientras entraba corriendo simulando que necesitaba usar el cuarto de baño a toda prisa.  Luego, oliendo a jabón salí con normalidad.

Cogí caña de lomo con un trozo de pan.

-¡Qué hambre!

6 comentarios:

  1. Como me gustó leer tu aventura, Daphne! Y me imagino que despues de deleitarnos con semejante descripcion de tu poder femenino, no me iras a decir que eres sumisa!

    besos, como me gustaria conocerte

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    1. Jajajaja muchas gracias. Es divertido llevar las riendas muchas veces. Me siento poderosa. Me encanta cuando hacen lo que quiero. Y siempre he pensado que soy demasiado rebelde para ser una sumisa (las admiro mucho). Pero evidentemente la tendencia sumisa la tengo ahí. Me gusta y me pone mucho que me dominen. Y que me follen con decisión, también con ese punto de chulería de usarme como su zorra.

      Gracias otra vez, me siento halagada. E igualmente. Pienso que me pondría tan nerviosa de conocerla que no sabría qué decir, jejejeje.

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  2. Hay que decir sí que se lo pones fácil eh ;) si hasta con sesión de fotos incluida. Deberíamos hacerlo tú y yo. Usarte como mi zorra está garantizado. Besos donde ya sabes.

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  3. Bueno, él me lo puso fácil a mí y teniendo en cuenta que no lo iba a ver más, había que aprovechar semejante hombre. Y es lo que hice.

    ¿Podría acaso pararse a hacerme fotos sin follarme? Yo prefiero pasar a la acción.

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