lunes, 13 de enero de 2020

Dos zanahorias

¡Hola a todos! ¿Cómo estáis? Antes que nada feliz año nuevo. Ha pasado demasiado tiempo sin venir. El año pasado fue bastante complicado y algo caótico. ¡Por fin he vuelto! Echaba de menos mi blog y a vosotros. ¡Gracias por acordaros de mí! Me hace mucha ilusión. 


Bienn, ¡Empecemos! 


Resulta quee yo SIEMPRE he dicho que JAMÁS utilizaría comida para masturbarme. Porque no me gusta en absoluto y me produce inseguridad. Para qué voy a usar eso si tengo la posibilidad de utilizar juguetes sexuales. 


Bien. Partiendo de ahí, hace un par de meses… Resulta que cierto Señor Increíblemente Morboso y Seductor me lo “ordenó” y, aunque podía haberle dicho que no porque no tenía absolutamente ninguna obligación con él de hacerlo…. Le dije que sí. 


¡¡Le dije que sí!!! Joder… Os puede parecer una absoluta estupidez. Pero es que yo no quiero, o no quería, bueno, en realidad sigo sin querer utilizar alimentos para meterlos por culo ni coño. Y le dije que sí porque es un hombre TAN seductor y tan interesante… Que acepté el reto para él. Eso sí, pensaba usar preservativos. Se lo dije, en un principio me dijo que no, pero se lo volví a repetir que para mí era importante y accedió. Vamos, es que si no… No sé si le hubiera dicho que no o me habría llevado unos pocos de días emparanoiada después de hacerlo. ¡Dijo que sería la primera en ponérselos! Pues muy bien. Yo así me quedaba tranquila y sinceramente lo que hagan o no hagan el resto me da igual. 


Lo tonto que parece: <<Compra dos zanahorias una más grandota para el coño y una finita para el culo.>> 


¿Verdad? 


Pues fue un mundo para mí. Jajajaj, primero por pensar cuándo iba a hacerlo. Necesitaba tiempo, no podía hacerlo rápido y ya. Necesitaba poner una toalla, el lubricante, tomarme mi tiempo, en fin. Al final lo hice enseguida. ¡Y fui capaz! 


Lo gracioso fue el, ¿Y dónde compro las zanahorias? Porque aquí entra el que vivo aún con mis padres, por tanto, en el barrio me conocen y es lo típico de “ah ahora mismo ha estado aquí tu hija comprando zanahorias” Y a ver… Que es una bobada, que podría inventarme mil cosas, pero es un rollo. A nadie le importa si las he comprado o no. Y dicho sea, saber que era para meterlas dentro de mí me ponía nerviosa aunque nadie lo supiera. 


Pensé primero en ir a una frutería que está cerca de mi casa, pero a las que no suele ser frecuente que vayamos. Pero al ir allí… ¡Claro! Muchos vecinos. jajaja. Pasé de largo enseguida. Ays por Dios, yo me reía de mí misma porque ese nerviosismo era MUY absurdo. Me fui riéndome hacia otra que está a 6 ó 7 minutos andando. Y no tenían zanahorias, ¡o yo no las vi! Justo me encuentro con otra vecina que me para a hablarme y yo nerviosa deseando comprar ya las malditas zanahorias. Encima pensaba… “¿Y puedo comprar solo 2? Yo creo que sí porque suele ser al peso.” jajajja sí, lo sé. Sé que es todo muy tonto, pero estaba absolutamente nerviosa con aquello. 


Total, diviso al otro lado de la calle una frutería más o menos nueva y allí que voy. Entro, habían 3 o 4 señoras antes que yo. Con una lista larga de productos. Veo bolsas ya cerradas con muchas zanahorias, ¡ou, no! Peeero justo al lado, una bolsa abierta para que una coja las que quieras y las elija. ¡Bien! 


Bueno…. Mirar las opciones que tenía y elegir las más adecuadas con respecto a lo que se me había pedido… BUfffffff ¡¡Qué vergüenza!! Porque yo las estaba eligiendo sabiendo para qué las iba a comprar. Nadie más allí lo sabía, pero yo sí. Pensaba cosas como, ¿Se preguntarán por qué me llevo tan solo 2?¿Será muy raro que las esté escogiendo? Pero sabía de sobra que no era raro. Había visto muchas veces a otras personas a gente cercana elegir las verduras o las frutas que querían. Había diversos motivos: Desde preparar algo en concreto o simple manía. ¡Pero ahí estaba yo! Nerviosa pensando todas esas tonterías. 


Yo me digo a mí misma: Venga, que nada de eso le importa a nadie. Ni es raro, ni te van a preguntar. 


¡Pero para mí era vergonzoso! Porque yo estaba comprando aquello sabiendo que una iba a estar dentro de mi culo y otra en mi coño. 


Cómo algo tan sencillo, se puede convertir en una mini aventura de nervios y de risas. Porque yo me reía de mí. De estar tan nerviosa por comprar 2 zanahorias. jajajaj.


Cuando las compré y salí de allí (metiendo las susodichas en el bolso)..buaah… jajaja me reí tranquilamente y pensé… ¡Lo he hecho! Lo conseguí. Y además descubrí una buena frutería que tiene de absolutamente de todas las verduras que puedas imaginar. De hecho hasta vi algunas que no había visto nunca en la vida. Ahora mismo no recuerdo. Pero había visto algún plato cocinado con eso, pero no la planta original. 


¡Todo un descubrimiento!


Menuda odisea. 

Y sí, metí las zanahorias en los sitios correspondientes, hice mi ejercicio bien hecho y me sorprendí de mí misma. Ahí estaba yo… Pensando: “Joder, no creo que esté haciendo esto. Joder… me están entrando… Joder tengo metidas dos malditas zanahorias!!!” Ay madre… 

Desde luego una experiencia llena de nervios, muchas risas y sobre todo asombro hacia mí misma. Y de las sensaciones que puedo tener haciendo algo tan cotidiano como eso, en un contexto totalmente diferente. 



¡Un beso y un abrazo para cada uno!