Enseguida
me llamó el jefe al despacho. Entré y lo vi mirándome fijamente.
-Ven
aquí.
Me
coloqué delante de su escritorio.
-No,
no. Aquí.
Me
señaló a su lado. Qué extraño. Fui, dubitando unos segundos primero.
-Vamos
a analizar estos papeles. Te serán de utilidad.
-Vale.
Él
me indicaba datos de interés, explicándome el documento cuya forma no me había
encontrado nunca. Su tono de voz era serio, directo, penetrante con un tono
seductor en la voz que no le había escuchado antes.
Quizás
eran imaginaciones mías ya que me chorreaba el asunto.
-¿lo
has entendido?
-Sí.
Mi
cerebro estaba reteniendo la información para volcarla en anotaciones en cuanto
llegase a mi escritorio.
-Toma
notas ahora-dijo haciendo un gesto con la cabeza y la expresión de su cata, haciendo
entender que me apoyase en la mesa.
Sin
más coloqué mi carpeta con folios en la mesa y me recosté en ella para apuntar
lo más importante.
Escribir
así es más que incómodo.
Entonces
noté que se desplazaba con su silla. Yo pensé que hacia atrás. ¿Me estará
mirando el culo? ¿Tan descaradamente?
Me
concentré en terminar de escribir algunas cosas, mirando el documento y transcribiendo
literalmente terminología para aprenderme e irme deprisa de allí.
Entonces
noté sus manos en mis muslos.
Pequé
un bote y me erguí.
-¿QUÉ
HACE?
-sssh…
-se levantó y me puso la mando en la espalda para que volviera a mi posición
anterior. Apoyé mis brazos en la mesa para más comodidad y miré su cara lasciva.
Su
mirada era puro morbo y noté la reacción de mi cuerpo en el fondo de mis
entrañas.
¡Lo
que me faltaba! Con lo bueno que estaba mi jefe… Que me excitasen más.
-Tranquila.
Voy a comprobar una cosa… Si es mentira, te dejo ir.
-¿Comprobar?
-Sí…
El de Marketing me ha dicho que has presenciado una escena de sexo efusivo en
los baños… El muy cerdo se ha beneficiado a la rubita..jajaja.
Miré
para adelante con rabia. Hijo de puta… Me vería salir del baño.
-Yo
no he visto nada.
-El
que voy a ver, soy yo. Veamos… Voy a ir subiendo mis manos por tus muslos hasta
las ingles. Si no me encuentro nada fuera de lo común en una mujer que está
frente a un ordenador trabajando… Te dejo seguir con lo que estabas haciendo.
Si
encuentro algo suculento… Te quedas en mi despacho un poquito más.
Empecé
a ponerme más nerviosa y las piernas me temblaban sutilmente. Joder… ¡estaba
chorreando! ¿A qué venía esto? Ay, madre… Madre…Madre… Yo no sé, en mi interior
había una cierta esperanza a que me dejase ir. ¿De dónde venía esa esperanza?
La humedad de mi sexo no iba a ser reabsorbida por mis piernas de repente.
Sus
manos subieron lentamente y yo notaba su mirada puesta en mí. Atravesándome su
intensidad. Hasta que… El dedo gordo de su mano izquierda se topo con flujo que
resbalaba de mi coño por la pierna.
-Cerda.
Me
removí intentando zafarme. Hasta aquí podíamos llegar.
-Tu
madre
Se
levantó de repente y me dio un azote con todas sus ganas el cabrón.
-Te
lo voy a pasar por alto esta vez, zorrita. Pero a la próxima te juro que lo
lamentarás.
Me
lo dijo susurrando, muy cerquita de mi oído. Mis impulsos me decían que
abrieran más las piernas, que subiera mi culo y suplicase por su polla.
-Eres
una cerda. Te has puesto cachonda con solo oir que follaban. ¿Tan necesitada
estás?
Dijo
una vez sentado de nuevo en su sillaca de jefazo forrado. Poniéndome de nuevo
las manos encima. Me agarraba los muslos con fuerza… bufff, cómo me gusta
sentir así a un hombre. Me levantó la falda, para tener mejores vistas de
aquello. Inspiró profundamente y soltó un sonido de aprobación olfativa.
Para
qué seguir negando la evidencia.
-¿Acaso
usted no se excitaría al oír que se follan a una guarra con tanta presteza?
-Jajajajaja.
Desde luego que sí… Pero te estoy provocando. No me pidas que sea un santo. Que
eso no sirve con las mujeres morbosas.
Qué
mamón. Pero me pareció graciosa su respuesta.
-Veamos…
lo siento, pero una trabajadora con el coño así de empapado, no puede trabajar
con tranquilidad. Tengo que solucionar este altercado… Señorita.
Me
empezó a bajar las bragas lentamente y mis gemidos de anticipación y vergüenza
se empezaron a escuchar por su despacho.
Buen jefe, que se preocupa por la salud (sexual) de sus trabajadoras. ¿Cómo van a rendir al 100% con el coño empapado (puede mojar las sillas) y en ese estado calenturiento. Deben estar relajadas para poder rendir al máximo.
ResponderEliminar¡Claro! Si al final... fue lo mejor para ella. A gusto se quedó seguro.
Eliminar