-¿Es
una locura si te digo que te escapes un rato hoy a mi casa?
-Me
gusta esa locura
-¿Entonces
puedes?
-Sí
que puedo.
-He
dicho que me sentía empachado por estos días y que me venía a descansar a casa…
Estaremos solos hasta mañana.
-Mmmm
mentirosillo
-Te
doy la dirección
-Llegaré
sobre las 7 de la tarde
-Perfecto
Me encantó saber de ti,
escaparnos de los compromisos familiares fugazmente para compartir carne y
placer.
Por fin iba a ver tu casa. O tu
pedazo de casa, más bien.
Impresionante lo que te has montado.
Me puso más cachonda verte como un hombre poderoso que derrocha para mantener las instalaciones en perfecto estado. Intuir las cifras de tu cuenta bancaria y
envidiar tener una piscina interior dispuesta todos los días del año.
No es una casa demasiado grande,
pero lo suficientemente coqueta como para tener algún capricho como ese.
Y cuartos secretos, ¡con lo que
me gustan los cuartos secretos! Como en las películas. Jejeje.
Dejó la puerta del garaje abierta
y yo entré por allí disimuladamente. Cerré y fui por la parte de atrás. Entré
por el porche, cerró y enseguida me comió la boca.
-Mmmm
Nos miramos y le dije que qué
pasión.
-Hacía
mucho que no nos veíamos
Le sonreí descarada y le empecé a
quitar los botones de su camisa. Hasta terminar. Le miré su cuerpo trabajado.
Me gusta porque está en forma sin ser un musculoso exagerado. Su torso marcado
y durito. Las marcas de las caderas que me pone tan tontorrona, ufff… Le comía
con la mirada mientras le acariciaba.
-¿Te
traigo un cubo para las babas?
Le miro y veo su cara de
seguridad.
-Dime,
dime lo que piensas
-Se
desaprovecharían, ¿no estarían mejor en tu polla?
-jajajaja
Me abraza, pasa una de sus manos
por mi nuca y me vuelve a besar. Llevándome hacia una pared para dejarme bien
sujeta.
-Ufff,
tu cuerpo es tan precioso. Estas curvas perfectas me enloquecen. –me decía
mientras pasaba sus manos por todo mi cuerpo.
Yo gemía y jadeaba.
-No
encuentro en otra mujer un cuerpo como este. –pasaba sus manos por mis
caderas. Bajando a los muslos, para pasarlos a mi culo y cogerme fuerte.
Apretándome contra él.
-Haz
eso… otra vezmm..
Volvió a agarrarme el culo con
ganas, pero esta vez, hizo coincidir mi coño con su polla y me apretó contra él
a la vez que se apretaba contra mí.
Madre mía… Sí que estaba duro ya.
-¿Ya
estás así?
Saqué un tono burlón
Me cogió de la cara (tapando a su
vez el cuello) con firmeza, me sorprendió pero en sus ojos furiosos vi tanto
fuego que me excité más todavía. Jadeé.
-Mira,
niña, tú también estás pero que muy cachonda. ¿O acaso puedes aguantarte más
que yo?
-Hagamos
la prueba
Sabía de sobra que no, pero me
encantaba verle mosqueado. Se retira de mí. Termina de quitarse la camisa. La
coloca en la percha de la entrada y me mira. Empieza a tocarse el pelo,
acariciarse el cuello, el torso, baja sus manos hasta su pubis y mete las manos
por debajo de los vaqueros. Se muerde los labios y me mira.
Me tiene loca.
Me doy cuenta que tengo las
piernas dormidas, llenas de hormigas por la excitación.
Me mira con intensidad y esta vez
se lame los labios despacito. Inevitablemente bajo mi mirada a ellos y sigo
respirando entrecortada. Él lleva sus manos a desabrocharse el cinturón, si no,
no podrá seguir deslizando sus manos por dentro.
Mis ojos ya están en su paquete,
deseando verle la polla dura, morena, palpitante,… Tengo la boca abierta
respirando cada vez más desacompasada. Trago saliva e intento calmarme en vano.
Se quita el botón y baja la
cremallera.
Me voy escurriendo por la pared
hasta quedar de rodillas en el suelo. No siento mi coño, es como si estuviera dormido
al igual que mis piernas. Me arrastro hasta él.
En ese momento se la saca. Uffffff madre mía, qué rica. Mi boca se
acercó cuando dio un paso atrás y me dijo que no.
Le miré haciendo ruiditos de
queja y súplica.
-¿No
decías que podías más que yo?
Gateo a él y se la cojo con la
mano derecha. Lamo desde la base hasta la punta sin dejar de mirarle. Él, con
cara satisfecha, no me detiene más.
-Sabes
que no puedo resistirme a ti.
Rodeo su glande con mi lengua y
acto seguido me la como, mamando y succionando con tranquilidad. Saboreando
despacio todo su sexo. Riquísimo.
Le bajo el pantalón por completo.
Gimo de placer y oigo su
respiración honda.
-Mírame.
Le miro y me acaricia la cabeza.
Se deshace de la ropa, la recoge
del suelo y la cuelga. Me encanta que sea tan ordenado.
Me tiende su mano para
levantarme, pero no puedo y nos reímos los dos. Se agacha y me toca por encima
de los pantalones: las piernas, para despertármelas y luego el coño, me hace
gemir. Y lejos de levantarme, me siento en el suelo, flexionando las rodillas y
abriendo las piernas.
-Vamos
a coger frío en el suelo.
-No
puedo levantarme…
Vuelve a levantarse y presiona mi
sexo con su zapato.
Estoy tan caliente que me da
igual con qué me presione, me gusta. Pero quiero otra cosa.
Me ayuda a levantarme y me lleva
al sofá.
Me azota y le digo que no siento
nada. Me quita los pantalones, me insta a abrir las piernas y entonces me baja
las bragas.
Le escuche hiperventilar y miré a
mis bragas, salía un hilo de flujo que me unía a mi ropa interior.
-¿Ya
estás así?
Me devolvió su comentario con
sorna.
-Que
quieres después de comerme la perfección de polla que tienes
Me dio un bocado en el culo.
-Eso
no vale
Me separó el culo para comérmelo.
Me encanta, pero yo quería que me tocase mi sexo, que le diera caña. Y mientras
gemía, me quejaba también. Él seguía con mi culo, metiéndome la lengua y
agarrándome fuerte de las nalgas.
-Por
favooooooooooooooooor
-JAJAJAJA
Me arrodillé en el sofá, cara al
respaldar, levantando mi culo, curvando la espalda y abriendo las piernas.
-Menuda
vista que tengo delante
Su voz, cada vez más ronca me
decía que estaba al límite.
-Joder,
me estás manchando el sofá.
Le miro deseosa y vulnerable.
Me mira con picardía y siento sus
manos en mis caderas. Me roza el culo con su sexo, alrededor de él, por todo de
arriba abajo.
Sigo quejándome y miro a la pared. Entonces me mete la mano,
POR FIN, entre mis piernas y se asombra de cómo me tiene.
Me mete dedos, me masturba y yo…
Como comprenderéis, me volví loca. Moviendo las caderas y jadeando por tener
polla.
-Vamos
allá… Aunque no te lo creas estoy deseando de estar dentro de tu chochito.
Sus manos abriéndome los labios,
su voz instándome a ponerme más ofrecida y entonces notar ese trozo de carne
tan delicioso. Esto sí que me gusta comer en Navidad. Me lo fui tragando
enterito hasta acabar.
Grité tan alto que yo me
avergoncé de mi propio chillido.
-Tss
contrólate, que pueden oírte.
-Per..perdón.
Se rió entre dientes.
-No
te avergüences, ha sido sin querer.
Dijo y, teniendo su polla toda
metida en mi interior, empujó más.
-argg
tan goorda…
Volvió a empujar, sin sacarla
nada. Me daba al fondo del todo, llegaba a dolerme. Pero no quería quejarme.
Entonces recordé que había dicho
“chochito”. Suena ridículo, pero en esa situación tan deseada que lo llame como
quiera.
Se movía despacio, ahora sí la
sacaba aunque fuera poco y la volvía a meter, y hacia círculos con sus caderas,
despacio, haciéndome notar estirada y completa.
Miré adelante y vi, en uno de los
muebles de su salón fotos. Algunas con su mujer, sonriendo dulcemente, otras
con sus padres, fotos normales. Envistiéndome otra vez hasta lo más hondo,
ahogué un grito.
-ssshhh
-Lo
he ahogado
-Bien
hecho. Voy a embestirte de nuevo.
-¿te
gusta más mi coño que cualquier otro?
Se acercó a mi oído
-Sí,
te lo he dicho muchas veces
-¿Por
qué?
-Tu
chochito es bien calentito, apretado, muy suave. Te la meto entera y te vuelves
loca. Está toda rodeada de una sensación ardiente que me aprieta.
Mientras me dice esas cosas
comienza a coger ritmo en su movimiento, sacando y metiendo con más recorrido
que antes.
Gimo con cada uno de sus
movimientos, respiro cuando la saca, gimo cuando la mete. Sube el ritmo y mi
voz sube su volumen. Para durante el tiempo suficiente para decirme que muerda
un cojín, me lo pasa y él sigue follándome.
Con él me corro siempre.
-¿te
queda mucho para llegar?
Le digo que no con la cabeza.
Sube la intensidad y en el mismo momento que empiezo a correrme se me salta una
lágrima. Qué potencia de polvo.
Hacía tanto que no le disfrutaba.
Será que ando sensible estas semanas, sintiendo mi piel al 100%. Para el
movimiento, presionando contra mí y me susurra que le avise cuando haya
terminado de correrme.
Al hacerlo, me la saca. Me da la
vuelta en el sofá, hace que me siente y el cojín se sustituye por su falo.
-Chupa,
te voy a llenar la boca.
Deliciosa leche. Tan cremosa. Es
de las que más disfruto de verdad. Me gusta la textura y el olor. Algo se
escapó resbalando por mi barbilla y mi cara, por juguetear con ella.
Se arrodilla en la alfombra y me
abre las piernas
-Mira
el sofá.
Miro y estaba manchado de gotas
que tenían cierto espesor.
-Perdido
de tus jugos
-eso
se limpia.
Me besa tranquilamente y me pega
a él. Me abraza.
-Qué
ganas tenía de pasar el rato contigo.
-Yo
más.
-jajajaja.
¿Quieres arriesgarte a dormir conmigo esta noche?
-No, pero aún queda tarde por delante…
-Te
quiero follar el culo, ¿tienes ganas?
Me salió una risa malvada. Fui a
hacer algún comentario fuera de lugar sobre quien no le deja entrar en esa
zona, pero me callé. Le dije que sí. Que estaba encantada de darle el gusto.
-A
saber qué ibas a soltar.
-¿Yo?
Con lo buena que soy
-¿Hace
cuánto que no te follan el culo?
-Poco,
hará cosa de una semana y poco
-¿Quién?
-Qué
más da.
Me empuja al sofá para verle la
cara.
-Vaya…
si te pones a la defensiva es que o bien es alguien medianamente especial o es
que las circunstancias en sí han sido distintas. –Me miraba con una
curiosidad imparable.
Me caló. No me esperaba que
dijese eso.
-¿Conmigo
tienes secretos?
-No.
Pero tampoco hay que ir contando de todo.
-Dime
con quién
-No
quiero hablar de otro hombre si estoy contigo.
Bajé la mirada por su cuerpo,
acariciando mis muslos y llegando a mi sexo, me relamí mirándole desnudo.
-Déjame
aprovecharte.
Me la metí en la boca y él
murmuró algo así como que le estaba distrayendo.
-Vamos
a mi cama.
Íbamos de la mano mientras me
guiaba a su cuarto. De camino vi una puerta diferente, más tarde descubriría
que daba a la piscinita interior.
Le cojo el culo y se ríe sincero.
Me encanta. Se gira y me sonríe sin complejos. Le abrazo y le beso.
-Me
gustas un montón.
-Jajajaja
gracias.
Se tumba en la cama y yo me subo
a horcajadas sobre él. Veo que está casi duro de nuevo.
Me restriego contra él y suspira
a gusto. Nos miramos a los ojos.
-Quiero
así un poco, ¿puedo, tito?
-jajajaja,
no me digas eso, que luego cuando me hablan mis sobrinos… se me viene tu mirada
de guarrilla a la mente.
Me reí y a los pocos minutos me
clavé en él.
Fui a mi ritmo. A veces cerré los
ojos centrándome en mi movimiento, otras nos mirábamos con suavidad.
-Dime,
¿te gustó que te diera por culo quien quiera que fuese?
Me reí malvada, bajé mi cuerpo
para rozarle con mis tetas, le lamí los labios con cara de mala y le susurré: A
mí siempre me encanta que me follen el culo.
Lo desbocó.
En un momento me tuvo enculada y
gritando. No me resistí lo más mínimo, ni le dije que fuera despacio para
abrirlo. Lo tenía bien suave de los días de sexo con Nacho y Álex, que no hacía
apenas nada. Evidentemente se dio cuenta.
-Sí
que lo tienes entrenado. ¿Me lo explicas?
-Mejor
no pararse en preliminares y disfrutar de un culo receptivo, ¿no?-le
dije entre gemidos y jadeos.
Me azota y dice: Desde luego.
Sigue dándome y yo gozo como no
es normal. Tanto que me corro del gusto. Sí que estoy receptiva, sí…
Noto que la saca y reaccioné
enseguida:
-¡No!
–empujé mi culo contra él.
-¡¡Córrete
dentro!! No me dejes así… Dentro, leche…arf arf
-mmmmmmmmm
no sé, no sé,…
-¿No
te apetece?-lo dije con una voz demasiado triste y desesperada.
-Claro
que quiero, nena. Pero verte así me pone.
Se movió despacio hasta entrar
entero.
-ummmm
oooh siii, máaas.
Me lo folló a un ritmo moderado. Entonces empecé a notar
cómo le palpitaba dentro de mí, cerré los ojos y me centré en sentir cómo iba
escupiendo en mi interior. Su gemido gutural me encantó. La sacó un poco para
menearla dentro de mí. Sacudiéndose y recuperando la respiración.
Fui al baño a limpiarme. Cuando volví, vi mi ropa en una de
las sillas. Me quité lo que quedaba en mi cuerpo y lo dejé allí también. Él,
tumbado en su cama, abría las sábanas para mí.
Tumbados los dos, pegados y mirándonos con picardía. Se
acerca a besarme y se me pone la piel de gallina. En esos momentos sentía mis
labios húmedos por los suyos, mi piel calentita por estar en contacto con la
suya y mi culo. Mi culo raro y palpitando. Como si siguiera abierto aún.
Su mano acariciando mi espalda, sus ojos hablando con los
míos.
Dios… Este hombre me encanta.
Nos volvimos a besar, esta vez yo me acerqué a sus labios.
Nos quedamos abrazados sin hablar. Entonces se escuchó un
reloj dando las 12.
-Está bien follarse un culo que
se abre nada más acercarse a él. Pero también me gusta cuando tengo que
abrírtelo poco a poco. Ver que te incomoda y
cómo vas acoplándote a mí, uffff. Avísame cuando vuelvas a tenerlo
cerradito.
Me hizo reír. Es tan sincero.
-Si lo tienes así es que hace
poco que te follaron, ¿no?
-Sí, hay rachas de sequía y
otras que no paro.
-jajajajj
-Vamos… te ha encantado sentir
cómo te engullía, ¿A que sí?
Le dije mientras mi tono de voz iba acentuándose,
volviéndose sucio. Mientras me ponía encima de él y jugueteaba conmigo misma.
-Seh. Pero ahora tengo ganas de
partírtelo y ser yo el primero.
Nos reímos los dos.
-Eres un caprichoso.
Nos besamos, caricias y miradas durante largo rato.
Ya abajo, me enseñó la piscina y, después de asombrarme y
morirme de envidia le dije que ese verano me había propuesto follar bajo el
agua pero sin éxito. A lo que me contestó bien lascivo con proposiciones muuuuy
indecentes.
Me acercó en coche a mi barriada.
-Gracias por llamarme.
-A ti por hacer estas locuras.
-Me encanta haber acabado el año
acostándome contigo.
-¿Sabes qué fantaseé el año que
te conocí?
-Uyyy ¡¡¡¡qué curiosidad!!! ¿El
qué?
-¿Te acuerdas que nos conocimos
en noviembre a finales?
-Sí.
-¿Y te acuerdas que follamos en
diciembre en las Navidades?
-Ostras… Ahora que lo dices...
Sí. Jajaja. ¡No lo había pensado!
-Pues ese año fantaseé pasar
contigo la entrada del año nuevo. Por cada campanada: una embestida.
Me miró fijamente, serio, luego sonrió cabrón.
-Guau.
-Mañana cuando te estés comiendo
las uvas, dedícame algún pensamiento.
Le acaricié la cara, el cuello, la boca y le besé. Nos
miramos y nos volvimos a besar. Me dio
las buenas noches y bajé de su coche.
Vaya fin de año has tenido, casi de película y con tanto detalle que guardas. Besos donde ya sabes.
ResponderEliminarJejej bueno, no es la primera vez que me escapo a su casa en un momento fugaz. Él funciona así y si estoy de humor, pues acepto.
ResponderEliminar¡Me puse muy nerviosa cuando me lo propuso! Pero acepté. Aun con líos familiares, yo también me escabullí, jijiji :P
Como podrás comprobar, me gusta escribir todo lo que recuerdo para cuando se me vayan olvidando, poder decir..ahh.. ¿esto pasó así?
Besos para usted también