Pegada contra la pared, sintiendo su polla dura contra mi vientre. Aprieta más contra mí y me hace jadear. Baja hasta mi boca y nos comemos apresuradamente. Luego sigue lamiendo mi cuello. Esa sensación de humedad caliente que sale de su boca me provoca escalofríos en mi coño y gimo. Abro mis piernas dejándole acceso para que su mano baje y descubra lo dispuesta que estoy ya.
Vuelvo a gemir y le busco con la mirada. Le digo sin palabras que quiero su polla. Él contesta con una sonrisa juguetón y vuelve a mi cuello para morderlo a la vez que me coge el culo y me aprieta contra él intermitentemente, embistiéndome y frotándose contra mí volviéndome más loca de deseo.
Le empujé un poquito para buscar su boca y él se dejó. Mis manos buscaron apresuradamente su polla. La saqué, se la agarré y me la acerqué.
-jajaja espera.. espeeera, zorrita, tranquiila.
Su voz era juguetona y de terciopelo.
Se quitó los pantalones y a mí se me aflojaron las piernas cuando él se separó de mi cuerpo para hacerlo.
-eehh ¡cuidado!
- Mmmm…
Sus manos ya me agarraban los muslos abriéndome y cogiéndome en peso. Zorreándome sin llegar a meterla.
-Por favooooor
Se rió entre dientes.
He de admitir que ese juego suyo me hizo disfrutar como una loca cuando por fin le note entrando en mí y abriéndome a buen ritmo.
Y luego cada vez más rápido. Se ve que él también iba perdiendo los papeles. Normal habiéndome puesto el coño tan calentito y deslizable, no se podía resistir a darme con todas sus ganas.
Se corrió mordiéndome el cuello para ahogar su gutural gemido mientras yo no me callaba el mío.
Ese momento en que suplicamos que nos la metan...mmmmm
ResponderEliminarsii, es desesperante y a la vez delicioso. Me encanta.
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