Él sentado y yo bailando las canciones de la radio. Le miraba, sonreía, seguía bailando alocada, despeinándome, sintiendo mi cuerpo y dejándome llevar.
Él se tomaba un zumo de naranja.
Entonces cambio la cadena y suena una canción lenta y yo me muevo con más suavidad. Levantando mi camiseta y bajándola. Luego enseñando los hombros… Él me miraba y sonreía.
Yo me fui excitando por muchas situaciones que habían ido pasando en el día.
Me fui acercando a él, subiéndome la falda. Él se apoyó en el sofá y se rió cálidamente.
Me senté a horcajadas sobre él, llevando mis manos a su paquete. Comprobando. Su mirada se volvió sucia y yo me acerqué a besarle. Él me contestó agarrándome la cara para acercarme más a él y que los besos no cesasen.
-Ufff….
Sus manos bajaron por mi cuerpo acariciándome con ganas. Agarrándome el culo con fuerza.
Gimo.
Le enseño mi cuello, mira travieso. Es que me pone a mil que lo muerda y él lo sabe.
Muevo mis caderas, él muerde mi cuello. Gimo de nuevo y él se ríe. Subo mis manos por su torso, su pecho hasta llegar a su cuello.
-Te deseo.
Sus manos subiendo por mis muslos, dispuesto a bajarme las bragas. Después le quité yo los pantalones y ropa interior.
Bien dura la tenía ya.
Me relamí, se la cogí con la mano y pasé mi lengua por su frenillo, rodeando el capullo con mi lengua para luego mamársela disfrutándolo.
Ahí sí que gimió él. Le miré a los ojos y su cara de vicio me empapó más.
Me levanté, cogí los condones del mueble del teléfono y se lo pasé. Tan pronto como se lo puso, yo me quité la camiseta y el sujetador.
-Mmmm eres preciosa.
Se mordió el labio inferior.
Me puse encima. Intentando metérmela directamente. Él se quitaba la camisa y al retirarse del sofá, su polla frotó mi coño y gemí. Él se rió y yo me puse a gemir como una gatita sedienta.
Me agarró el culo ayudándome a acoplarnos. Y yo guié su polla hasta la entrada de mi coño. Yo bajé las caderas y él las subió, enseguida se escurrió dentro de mí.
Ambos gemimos, él cerró sus ojos. Sus manos en mis caderas, calor en mi piel. todo ardiendo.
Me movía a un ritmo moderado, según lo que me iba pidiendo mi cuerpo.
Él también me guiaba.
Me acerqué a su boca y la lamí. Luego un beso y entonces abrió sus ojos.
-Vas a volverme loco.
Paseé mi mirada por todo su cuerpo y suspiré.
Empecé a notar cómo me subía el orgasmo y nuestra intensidad subió. Apretándome contra él, él haciendo igual y aumentando un poco el ritmo.
Jadeos, gemidos, sudor, súplica.
Me corrí y él seguía duro. Su corazón iba a mil. Le susurré que me diera unos segundos y él me dijo al oído:
-Tranquila, no soy tan mandón como tú, yo tengo control.
Mientras recuperaba el aliento, él movió sus caderas en círculos lentamente.
Volví a moverme y él suspiró.
-Eres suave, caliente, de terciopelo aquí dentro. Me aprietas…. Qué gozada.
Seguí hasta que noté su polla palpitando, gemí y él se ayudaba apretándome contra sí mismo.
-Tu polla soltando leche también es una gozada.
Sonrió abiertamente y nos quedamos un buen rato mirándonos a los ojos.
Un momento pleno de intensidad y de placer además. Lo has narrado de manera que se siente o mejor dicho te siento. Besos donde ya sabes.
ResponderEliminarMuchas gracias, Dominus.
EliminarBesos para ti también.