Volvió a tocarme el ano, a darle masajes, a preguntarme otras
cosas que hicieron que se me olvidase este imprevisto. Me dijo un montón de
perversiones que haría conmigo, me hizo responderle preferencias.
Nos pusimos en posición de 69. Yo no hacía nada y él me
comía el culo, metiéndome un dedito o dos. Con la otra mano de vez en cuando me
manoseaba el coño.
Volvieron mis ganas de hacer pis y se lo dije.
-Aguántate y contenlo.
Justo después me metió dos dedos en el coño bombeándome con
fuerza. Qué cabrón, de verdad… Para qué le dije nada. Al principio aguanté pero
luego fue imposible. Casi me meo encima, me incorporé corriendo y él, antes de
poder bajarme de la cama, me agarró, cerró mis piernas: Aguanta.
Lo controlé. Me tocó el bajo vientre con las malas
intenciones de hacerme perder los nervios de nuevo. Le empujé atrás en la cama
y me fui al baño. Escuché su risa cada vez más cerca. Antes de sentarme en el
váter, me cogió para ponerme cara al váter, abriéndome las piernas para que la
taza quedase en medio de ellas. Él se puso detrás, volvió a meterme los dedos en
el coño y me masturbó fuerte. Bombeando, me instó a mear, pero no podía así.
Flexioné las rodillas un poco, él se flexionó conmigo. Él me
agarró el pecho fuerte y yo me apoyaba en la cisterna.
Hasta que salió.
Aún seguía saliendo cuando sacó sus dedos y se agachó para
comerme el culo un poco más. Pensé que iba a follármelo, pero no fue así. Me lo
comió para hacerme gemir, para humedecerme de nuevo.
Quise coger papel higiénico y lo tiró al suelo. Se separó de
mi culo solo para decir que le gustaba sucia. Sucia como una puta para él.
Me excitó escucharle.
Él lo suponía, poco después metió dos dedos en el coño y
gimió de aprobación.
-Quédate así, no te muevas.
Jadeante le dije de volver a la cama. Me dio un azote
tremendamente fuerte.
-¡¡¡AU!!!!
-No te muevas y no hables.
Él estaba detrás masturbándose. Pasaba su mano por todo mi
sexo y por el culo y con esos fluidos se mojaba la punta.
-No es que no me excites, nena. Pero llevo ya unas cuantas,
y me cuesta más levantarla.
Joder, demasiado llevaba ya.
No estaba al 100%, pero desde luego me gustó también
bastante.
Ese roce entre su falo y mis paredes vaginales estrechas.
Uffff. Tan sensible como estaba no me costó llegar. Cuando me notó rara culminó
su misión metiendo un dedo en mi culo. Moviéndolo rápido y manteniéndome
rellena, me corrí. Sentándome al momento en la taza. Ya sí que mis piernas no aguantaban más. Noté
su polla en mi espalda.
-Ahora me meo yo.
-Pues mea
-Jajaja no me lo digas dos veces que no sabes lo cerdo que
puedo llegar a ser.
-Hazlo, yo tampoco estoy de
broma.
Le miré muy cerda a los ojos, aun recobrando el aliento, y
me miró con muchísima curiosidad y de deseo.
Parecía preguntarme si realmente hablaba en serio. Me pegué
al respaldo de la cisterna, dejando espacio para que cayera hacia abajo y no manchase el suelo.
Sin más lo hizo.
Yo cerré los ojos. Y noté ardiendo cómo bajaba por mi
espalda, algunas gotas rodaban por mi culo. Noté cómo se quedaba satisfecho.
Sus suspiros y gimoteos me lo confirmaban. Le miré la polla, se le puso algo
más gorda y empezó a masturbarse, fuerte, a saco.
Hasta correrse encima de mí, a la vez que yo volvía a hacer
pis.
Madre mía.
Cómo se me iba la pinza con él.
-Alex hubiera disfrutado viendo esto.
-¿Le hubieras comido los huevos?
Dije más ida que presente. Sin pensar a penas.
-Sí, después de follarte el culo.
Nos reímos los dos y volví a la realidad.
-A la ducha.
El agua calentita bajaba por mi cuerpo y Nacho me lavaba a
conciencia, dejando mi cuerpo limpio y… Puro no, eso ya es imposible. Jajaja.
La verdad que estaba muy cansada, pero hubiera seguido
recibiendo su polla a 4 un par de asaltos más.
-No ha estado mal, ¿eh niña?
No respondí, sus manos subieron por mi cuerpo deslizándose
hasta mis tetas. Gemí y me apoyé en él. Me susurró al oído:
-No podemos dejar tanto para vernos otra vez. Y sí, le
comería los huevos a Alex. ¿Te gustaría verla, pequeña pervertida?
Abrí los ojos y me giré, de cara a él para ahora lavarlo yo
a él. Se sonrió viendo cómo me despertaba ante la expectativa de saciar mi
curiosidad.
-¿entonces es de verdad que se
los comerías?
-Seh.
Ufff Le besé la boca con ganas y morbo. Él paró el beso.
-Ya, ya, qué peligrosa eres. Niña.
-jejejeje. Va… Quiero ver esoooo.
-Jajajaja. Ya imaginaba yooo.
Se acercó a mi oído y añade:
-Pero primero me los tendrías que comer tú a mí.
Las perras, cuanto más sucias mejor. Ya lo dijo Woody Allen, el sexo si no es sucio no es sexo...o algo así. Jajajajaja
ResponderEliminarJajajaja qué vas a decir tú... Que eres tremendamente peor de sucio y perverso!!!
EliminarUn saludo y... ¡Besos sucios!