La seguridad, la entereza, la actitud controlada y con fuerza que demuestran los hombres es digna de admiración. Para aplacar a la bestia salvaje y loca que hay en mi interior. Que ni yo misma sé, muchas veces, cómo voy a reaccionar. Y sin embargo hay hombres que sí, que saben adaptarse a ese torbellino de emociones que le llegan de mí. Saben aplacarlo y sofocarlo.
Y sentirse orgullosos del trabajo bien hecho. De la bestia bien satisfecha. De las miradas de complicidad y calma. De caricias ardientes de agradecimiento.
Es que domar es un placer cuando la mujer quiere ser domada. Besos donde sabes.
ResponderEliminarmmmm :)
Eliminargracias, Dominus.