Él estaba a mi lado, apoyándose en la
encimera con su cuerpo, agarrándome las manos con su mano izquierda y con la
derecha… empezó a tocarme sin más el coño a través de las bragas. Húmeda como
estaba, los gemidos salieron de mi boca tan pronto como él me empezó a tocar.
Yo miraba al frente, donde estaba el espejo y él encontró mi mirada en
él.
Tenía una mirada intensa y malvada. No
dejaba de toqueteármelo pero no se acercaba a mi clítoris. Yo jadeaba y arqueé
un poco la espalda. No paraba de jadear y le sostuve la mirada, cada vez más
acalorada.
Se acercó a mi oído sin dejar de
mirarme.
-Eso es… mírame, zorrita.-Bajó su mirada
a mis tetas e hizo un gesto de placer.
Con el brazo derecho presionó adelante y
atrás el cuerpo para que me moviera y que éstas se movieran a su vez.
Lo hice, pero quité la mirada del espejo
y bajé la cabeza impulsivamente .
-Mírame-dijo a la vez que presionaba mi
clítoris entre dos de sus dedos, sacándome un chillido de intenso placer.
Yo: Sí,… sí,…
Me presionó un poco más, pasó
todos los dedos (menos el gordo) rápido por todo mi sexo y paró. Se incorporó y
se puso detrás de mí. Mis rodillas se aflojaron y las flexioné un poco, al
instante escuché:
-¡Levanta! Y mírame.
Obedecí. Enseguida pasó índice y anular
por detrás de mis bragas y las echó a un lado.
-Mmm…. precioso. Estás que chorreas,
bonita.
Me bajó las bragas y quitó del todo… Se
curvó sobre mí sin echarme su peso encima.
Abrió sus piernas para mantener el
equilibrio, su mano izquierda agarró fuerte mi pelo, mojado también, y me ladeó
la cabeza para lamer desde la base de mi cuello hasta el lóbulo derecho. Todo
mirándonos a los ojos en el espejo.
La derecha bajó a mi coño y me separó
los labios, haciéndome desear con más ganas que me penetrase de una vez.
Luego cogió su polla y empezó a frotar
tooooodo su tronco por él, lubricándolo.
-¿Quieres esto, verdad? -Asentí
jadeante, pendiente de lo que sentía en mi coño ardiente.
Me soltó, se agarró a mi trasero y de
una embestida me la metió.
-¡Po toma!
-¡AH! -gemí sin contenerme- mm… ¡¡síi!!
Sí,… ¡¡más!! ¡¡¡MÁS!!!
Él siguió follándome fuerte y,
poco después, estaba por correrme. Y por sus gestos, él también.
-¿Lo quieres dentro o esparcido?
-Dentro… ¡¡dentro!!
Me la hincó fuerte una vez más. Vez que
creí se correría, pero no.
La sacó despacio. La sacó del todo. Sin
correrse. Sin dejarme llegar.
Le miré, gimiendo quejicosa y vi su cara
de venganza.
Me agarró suavemente pasando el brazo
izquierdo alrededor de mi cintura y me incorporó. Me sujetó, esta vez suave, el
brazo derecho y me hizo andar hasta el salón con todos los demás.
Que morbosa eres Daph ;)
ResponderEliminarMuchas gracias. Es todo un halago.
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